Luz de esperanza
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Por Lizbeth Gaona
Dolor, tristeza, desesperación son las principales emociones que experimentaron las personas ante la llegada del Covid- 19, pero después de un año lleno de momentos de incertidumbre llegaron a Ecuador las anheladas vacunas que abren una puerta de esperanza para acabar con aquel enemigo invisible que no tiene piedad al momento de matar.
Las primeras vacunas son destinadas a los grupos prioritarios que corren mayor riesgo de ser contagiados, como los trabajadores de salud, educadores, personal de servicios y los adultos mayores. De esa manera las personas más vulnerables estarán seguras y se podrá aplacar el impacto de la pandemia.


Patricio Jiménez, un joven de 36 años que forma parte del equipo del Ministerio de salud, recuerda haber escuchado en las noticias sobre la fecha de la primera dosis de la vacuna, pero hasta ese momento nada estaba confirmado. Cuando sus compañeros de trabajo le dieron la noticia se sorprendió y dentro de él sintió una mezcla de emociones, tanto de temor como alegría.
Una parte de él sentía miedo debido a los comentarios de las personas, “Al principio nadie quería vacunarse, porque muchas veces nos dejamos llevar por lo que vemos en las noticias o también por lo que leemos en las redes sociales donde en varias ocasiones lo que se publica es falso”, manifestó Jiménez mientras se movía nervioso en su asiento.
Sin embargo, la otra mitad de él que era su corazón gritaba en su interior de felicidad porque desde que inició la pandemia estuvieron con pie firme, haciendo frente sin importar las circunstancias, guardándose para sí mismo el temor que no le permitía avanzar. “La verdad no queríamos ir a trabajar, pero como personal de salud nos encontrábamos en la obligación de hacerlo, teníamos mucho miedo, nos prohibieron venir a ver a nuestros familiares, no contábamos con equipos de protección y al menos al inicio no queríamos salir si no nos daban los recursos suficientes para cubrir todas las necesidades que teníamos”, detalló Jiménez volteando su mirada hacia su madre quien lo miraba con profunda tristeza.
Con el pasar de los minutos el rostro de Jiménez se inundó de lágrimas amargas y dolorosas como una lluvia en invierno para aquel que no tiene hogar. Entre sollozos reveló que por estar en constante contacto con personas sospechosas y contagiadas, contrajo el virus y junto con él su padre, quien fue el que recibió la peor parte, “Mi papá estuvo durante 15 días internado con oxígeno y yo tenía que sufrir en lo emocional con 2 partes. El estar enfermo y aparte de eso mi papá internado, era doble carga emocional que estaba llevando durando todo ese tiempo, igual el estar aislado”.
Luego de narrar su triste historia, enfatizó que la vacuna ayudará a muchas personas y en su caso antes de recibir la primera dosis lo vacunaron contra la influenza y después de un mes le enviaron una lista donde estaban los nombres de las personas que iban a ser vacunadas, aunque fue todo un proceso. “El día de recibir la vacuna le realizan al paciente el examen físico de rutina, luego pasa por los registros para dar el conocimiento firmado con el cual se acepta y toda la responsabilidad cae sobre la persona que firma el consentimiento, aplican la vacuna y dan un período de 20 a 30 minutos con el médico para que los mantenga en observación”, puntualizó Jiménez mientras tomaba un sorbo de chocolate.
Además, relató que en la primera dosis si presentó síntomas similares al covid, pero durante un corto tiempo y en la segunda dosis no tuvo ningún inconveniente, a pesar de haber recibido las dos dosis sigue manteniendo las medidas de bioseguridad, tanto por su seguridad como la de su familia.

Por otra parte, Jorge Farías detalló que recibió la noticia de las vacunas a través de su hijo que trabaja en el Ministerio de salud y al igual que Jiménez también sintió miedo. “Tenía nervios porque unos me decían que no me haga vacunar, otros que sí, entonces consulté con mi familia y ellos me aconsejaron que me vacune nomás”, reiteró mientras levantaba la mano para saludar a sus vecinos.
Farías declaró que su hijo fue quien lo llevó a vacunar. Lo atendieron por orden de llegada, luego le tomaron los signos vitales, y finalmente lo vacunaron. En la primera dosis no presentó ningún síntoma, luego en la segunda dosis le dolía el brazo como 3 días, ya después pasó el dolor.
A pesar de que Farías ya fue vacunado, aseguró que sigue protegiéndose para no ser contagiado porque su salud y la de su familia está por encima de todas las cosas.

En otro contexto, Sara Pérez, moradora del recinto, admitió con profunda tranquilidad que al inicio no se quería vacunar porque veía en las noticias que les aplicaban la vacuna, pero no había líquido, entonces ese era su mayor temor. A la cuarta vez que la llamaran tomó la decisión de acudir a su lugar asignado de vacunación, más que todo accedió a ir por la influencia de sus vecinos que le aconsejaban que no perdiera la oportunidad porque ese tipo de oportunidades se dan una en un millón.
Cuando llegó al lugar asignado los llamaron por orden de llegada. “Nos atendían por orden que íbamos llegando, me tomaron la presión y cómo yo la tenía alta me dieron unas pastillas, cuando ya estuve bien me llamaron hacia adentro, luego procedieron a vacunarme y finalmente me tuvieron unos minutos hasta que se me pasó el efecto”, relató Pérez mientras sonreía cálidamente.

Desde otra perspectiva, Ramón Zambrano señaló que al enterarse que iba a ser vacunado lo tomó de buena manera. La mayoría de sus familiares ya habían sido vacunados, entonces al recibir esa noticia la emoción no cabía en su pecho.
Aunque para vacunarse tuvo que seguir un proceso distinto al que le habían comentado las personas. Debido a que con el nuevo Gobierno todo es más digitalizado hay un sistema que es como un registro donde las personas llenan sus datos y automáticamente lo vacunan, ya no necesario realizarse el examen físico, lo que si se mantiene son los 30 minutos de control o a menos que sea una persona que sufra de presión alta, ahí hay la potestad de decirle al profesional que revise o tome la presión, pero no hay contraindicaciones.
La mayor parte de la población ha decidido apostar al proceso de vacunación, sin importar los efectos negativos que puede traer consigo, ya que consideran que las vacunas son un arma que permiten combatir al covid- 19 y tener una vida más llevadera.
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