MÁS CEROS
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Por: Angie Delgado
La indignación sigue encendida y las explicaciones no convencen a los más de setenta y dos mil usuarios que reportan valores en las planillas eléctricas que tocan las nubes.
Un mal sabor de boca, que preocupa los bolsillos de los ecuatorianos por más de un año, en donde una especie de desgracia llegó a la sociedad, con el único objetivo de esparcirse y provocar la mayor crisis económica del país.
En medio de la pandemia, el cálculo de las planillas de la luz se sumó al calvario en cientos de hogares, ya afectados por el miedo al contagio y los efectos colaterales del Covid-19, que aún no dan tregua. En Manabí, Guayas, El Oro y Pichincha los afectados han salido para alzar su voz de protesta aun en los exteriores de CNEL EP, en donde no pierden la esperanza de ser escuchados, pero no pasa nada.
Con furia en sus ojos y voz de frustración, encontramos en la puerta de su casa a María Zambrano, madre soltera con seis hijos, ubicada en el barrio “La Laguna” del cantón El Carmen. Zambrano, denuncia con facturas en mano, un supuesto valor elevado que para su criterio es “injusto” y “absurdo”, se trata del consumo del mes de abril de $45.78.
“Yo les dije que llevo dos meses sin habitar ese departamento, que vayan a revisar el medidor, pero me dicen que tengo que pagar primero”, alega la madre de familia con indignación mientras se refresca del intenso calor con un vaso con agua.
Otro caso similar, es el que enfrenta Freddy Moreira, quien, con copos de nieve en su cabellera y arrugas en sus manos, atiende su pequeña tienda ubicada en la ciudadela “La Restrepo”, quien para evitar la suspensión del servicio tuvo que hacer un convenio de pago con la Empresa Eléctrica por casi $200.
“Las ventas están muy bajas y no me alcanza ni para pagar la luz, así que hice un contrato, que es como hacer un pacto con diablo, pero hay que pagar, y espero hacerlo poco a poco”, concreta Moreira con una tierna mirada.
De color hormiga esta la situación para Willy Vera él joven padre de 28 años, de contextura fuerte y sencillo, desempleado desde la pandemia recorre las calurosas calles de El Carmen limpiando vidrios sin ingreso seguro. Vera, le debe a la empresa de energía eléctrica desde marzo del presente año.
“Desde hace dos meses tengo suspendido el servicio eléctrico, ya que me quedé sin trabajo, no puedo comprender cómo están haciendo los cobros de consumo, en mi casa tengo pocas cosas, y cada mes el cobro me salía más elevado”, lamenta Vera entristecido cruzando sus brazos.
Ante lo anterior, CNEL EP, aclara que ya atendió el 92% de los ochenta y seis mil reclamos que se han hecho a nivel nacional, pero para la concejal de El Carmen, Rosa Chiriboga, dueña de una cabellera larga color noche, la empresa de energía eléctrica tiene los ojos vendados y no está escuchando al pueblo, indica que en la tierra del plátano barraganete, existe una gran demanda de quejas por cobros excesivos que no son atendidos.
“Es deplorable que incluso en las residencias que fueron edificadas por el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, para las personas vulnerables, antes de la pandemia cancelaban $ 2 y en confinamiento donde se pasaba más tiempo en casa el costo subió un promedio de $ 5 mensuales, pero en la actualidad cancelan alrededor de $ 20”, sustenta la concejal con recibos de una docena de perjudicados.
Con la misma voz de protesta, el concejal Simón Córdova, hace un llamado a todo el pueblo manabita, para no quedarse callado y despertar ante esta “pesadilla eléctrica”, como la denomina, mientras alza sus brazos en señal de reproche ciudadano.
“El manabita ya no puede permitir más abusos, si se demuestra los errores en la toma de la lectura en los medidores, se debe llegar hasta las últimas consecuencias. No más impunidad”, recalca el concejal con voz segura y brillantes ojos como la luna.
Y es que en El Carmen la energía eléctrica parece no ser una aliada, porque, en el noroccidente de la provincia de Manabí, los apagones son eventuales. Así lo lamenta la primera autoridad del cantón, Rodrigo Egber Mena Ramos con un tono de preocupación, ha tenido que pedir por dos ocasiones la reactivación del servicio.
Otra metida de mano
Según los registros de la Corporación Nacional de Electricidad, Manabí posee 333.216 usuarios, quienes, aparte de pagar el consumo de energía, también han cancelado una tarifa de $0.60ctvs, porque las oficinas del edificio blanco y azul con palmeras que adornan su exterior que se encuentra ubicado en la calle Eloy Alfaro y Vicente Rocafuerte en El Carmen, ya no cobran el servicio, sino en los bancos del barrio.
¿Y las autoridades?
Bajo este contexto, en junio del 2020, el expresidente, Lenin Moreno, en cadena nacional de radio y televisión, intentó levantar su voz de protesta y calificó de “mal manejo en el cálculo de las tarifas”, optó por enmendar dicho error, que según especialistas es materia que no se presta a subjetividad, pues son cálculos matemáticos estipulados hace años. Sin embargo, las tarifas se inflaron y las salpicadas cayeron en los ecuatorianos, el expresidente buscó culpables y removió la cabeza del máximo responsable de la Agencia de Regulación y Control de Electricidad, intentó dar un respiro difiriendo a doce meses los valores pendientes.
Sin embargo, el respiro duró poco y no se vio ningún cambio, bueno, si, más ceros en sus planillas, pues tenían que pagar lo diferido y el nuevo consumo.
Como si se tratara de un espejismo, se vive otra vez el rugido ciudadano ante otro supuesto incremento detectado en el proceso de facturación eléctrica en este 2021. En donde el nuevo mandatario, Guillermo Lasso, toma también medidas que prometen matar el problema desde la raíz. “El decreto Ejecutivo N°74”.
Las fórmulas secretas serian acciones con la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales, aplicando medidas técnicas dirigidas exclusivamente a los usuarios residenciales del servicio de energía eléctrica a nivel nacional, considerando los siguientes lineamientos que devolverán la tranquilidad económica:
“Para los usuarios cuyo consumo eléctrico sea hasta los 500 kWh, en los valores facturados durante abril y mayo de 2021 por concepto de servicios públicos de energía eléctrica y de alumbrado público general, se podrán aplicar los valores facturados en abril y mayo de 2019. Siempre y cuando el valor correspondiente a dicho periodo sea superior a los valores facturados en esos mismos meses en 2019”, decreta el mandatario.
“A los usuarios cuyos consumos de energía eléctrica que durante el periodo de abril y mayo de 2021 superen los 500 kWh, se podrá aplicar una tarifa plana de conformidad a los análisis técnicos y económicos que realice la entidad competente”.
Y da otro respiro, “No se podrá cortar el servicio de energía eléctrica por falta de pago a los usuarios residenciales a escala nacional hasta por 60 días contados desde la vigencia de estas medidas”.
Pero eso no es todo, “la atención a los ciudadanos y sus consultas serán una prioridad, pues las empresas eléctricas en todo el país reforzarán sus equipos con el fin de dar una respuesta oportuna e inmediata a los reclamos. Y para la atención de reclamos de los usuarios residenciales, las entidades quedan prohibidas de exigir al usuario, como requisito para el trámite, el pago del valor de la planilla eléctrica sobre la cual se reclama”.
CNEL EP se resguarda
Con puños y dientes, La Empresa Eléctrica se defiende y con un comunicado se cubre antes los miles de reclamos. “Los valores se fundamentan en la finalización de la vigencia del subsidio dispuesto en la emergencia sanitaria”, insiste su representante.
En el banquillo
La credibilidad de La Empresa Eléctrica se ha quebrado en mil pedazos como un frágil cristal, y la comisión de fiscalización de la Asamblea Nacional solicitó la comparecencia de Diego Maldonado, gerente de CNEL y Santiago Aguilar, director encargado de la Agencia de Regulación, pero al parecer, no convencieron a los legisladores que dicen velar por el pueblo ecuatoriano.
Con voz firme, los asambleístas solicitaron regular el cobro de alumbrado público y más explicaciones detalladas acerca de las tarifas que han puesto en la cuerda floja la economía y tranquilidad de los ecuatorianos.
¡A despertar!
Con esta problemática en evidencia, las alertas se encienden como un fosforito entre los ciudadanos, que no permitirán más robos descarados en frente de sus narices, por parte de otros seres humanos con sed de dinero.
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