En silencio
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Por Rosmina Bermúdez.
Es común escuchar anécdotas de algún familiar, amigo o vecino, sobre experiencias como las últimas vacaciones, un viaje divertido, una relación amorosa, o quizás de algún robo del cual fue espectador o en el peor de los casos una víctima.
En nuestro país son 9415 las víctimas de robos entre el período de enero a mayo del 2021, teniendo una variación del 19% con relación al año anterior, aunque el número suena abrumador, la verdad es que estas son solo las cifras de robos que se han registrado a partir de las denuncias realizadas por parte de la ciudadanía. Sin embargo, se estima que estas reflejan una cuarta parte de su total.
La mayoría de las personas que han sido víctima de asaltos no realizan la denuncia correspondiente a los entes de control. Lo cual nos lleva al planteamiento del problema subyacente, ¿es acaso que nuestras autoridades no son competentes para hacer uso eficaz de la justicia? O ¿simplemente los ciudadanos hemos aceptado vivir con estas situaciones, haciéndolas parte de nuestra cotidianidad?
De manera breve es posible presenciar cómo las autoridades y el sistema judicial son generalmente lentos en hacer cumplir las leyes, sin embargo, los ciudadanos también somos cómplices al no denunciar, a exigir nuestros derechos, hacer que las autoridades cumplan, al no estar presionados ellos no van a mejorar su desempeño laboral, estancándonos en un círculo vicioso.
Debemos solucionar esta situación cuanto antes, sí queremos un cambio para el bienestar social, debemos de aprender a depositar nuestra confianza en las autoridades e instituciones del Estado, debemos de exigir que cumplan sus roles, debemos de dejar de ser cómplices de estos delitos, por lo que este es un llamado de atención ante lo importante que es hacer eco de nuestra voz ante estos actos de delincuencia, para que dejen de ser un secreto a voces y sean un mal recuerdo del ayer.
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