Vuelta a la moneda

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Por: Alejandra Panta Moreira

La situación cada vez se pone peor, las cifras aumentan, y con ello la desesperación. Jóvenes y adultos, buscan incasablemente una fuente de ingreso, son muchas las puertas golpeadas, pero ninguna se ha abierto. Sin embargo, eso no es excusa para no poner su mente a volar, no se han quedado de brazos cruzados, ni en la espera de que el pan caiga del cielo, por lo que han aprovechado ese tiempo para ingeniárselas, y poder mostrar sus habilidades y destrezas con el inicio de un emprendimiento.

Según los indicadores nacionales en porcentajes, respecto a la población económicamente activa (PEA) en el año 2022 el empleo pleno aumentó, pero el desempleo y el empleo no pleno también.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en agosto, el 4,0% de la PEA estuvo en desempleo, lo que representa aproximadamente 343,2 mil personas.

No obstante, el año 2021 se lleva la medalla, y el puesto número uno, debido a que la tasa de desempleo fue feroz, siendo de un 5,2% a nivel nacional, según datos de la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo.

Además, y durante ese año, la situación se salió de control, muchas empresas quebraron, y con ello, cientos de personas le dijeron chao al trabajo, quedándose sin su principal fuente de ingreso.

Diario Primicias en su página web señala que más de 22.000 empresas desaparecieron en el país a raíz de la crisis sanitaria.

Sin embargo, y para muchos compatriotas, el paro obligatorio en sus actividades no fue un impedimento para que su economía se estancara, antes bien, fue como la patadita de la suerte para atreverse e iniciar con un negocio, ser sus propios jefes y así poder salir adelante.

Los emprendimientos están de moda, en el 2021 Ecuador lideraba la tasa de emprendimientos en América Latina, según el portal Esmeraldas News, alrededor del 30% de la población posee un negocio nuevo o reciente.

Además, se reconoce que existen dos tipos de motivaciones a la hora de emprender, una de ellas es por oportunidad, que en su gran mayoría es dada por los jóvenes, quienes deciden de manera voluntaria y motivados por una posibilidad de negocio, la otra motivación es por necesidad, y surge ante la falta de empleo o escases de los recursos económicos, dado de manera general por personas mayores a 35 años.

Sentada en su oficina, y con una taza de café sobre su escritorio, la economista Leticia Moreira, considera que la creación de estos nuevos negocios es fundamental, “los emprendedores fomentan y ayudan a que el país crezca económicamente, estos nuevos emprendimientos, aunque parezca mentira son de gran importancia, y trae resultados positivos en el desarrollo económico”, enuncia con movimientos en sus manos, haciendo ímpetu en sus palabras.

De igual manera, la economista Mirella García cree y menciona la importancia y la necesidad de los emprendimientos, “un emprendedor al momento de crear un negocio tiene una visión, una meta, y es la de crecer, expandirse, llegar lejos, que su negocio se convierta en una gran empresa, y ha pasado, muchas empresas reconocidas a nivel mundial han empezado desde abajo, y ahora son una de las principales fuentes de empleo”, agrega con gran certeza.

Alejandro Chávez es ingeniero civil, durante algunos años formó parte de una empresa en Portoviejo, sin embargo, a inicios del 2021 lo despidieron, y a pesar de que ha repartido carpetas por toda la ciudad, aún no ha conseguido empleo.

“Tengo más de un año sin trabajo, y aún no lo consigo, al inicio fue muy duro, no generaba ingresos, tenía que buscar una forma”, asevera mientras posaba su mano sobre su pierna derecha.

La angustia y la preocupación que sentía Chávez, al no tener ningún tipo de empleo, lo llevaron a arriesgarse en negocios que a la final lo dejaron mal parado, negocios en los que cometió varios errores, “realicé varios emprendimientos, pero no funcionaron, salí perdiendo”, añade Alejandro con voz de desánimo.

Pero, a pesar de ello, Chávez nunca cruzó sus brazos, y junto a su esposa decidieron empezar a vender un postre muy popular en Ecuador, a base de leche.

“En vista de que nos estábamos quedando sin dinero, con mi esposa tuvimos la idea de elaborar y vender la natilla, y así lo hicimos, es nuestro negocio familiar, y nos ha ido muy bien, tenemos buena acogida, nuestros clientes han aumentado”, puntualiza Alejandro Chávez.

El negocio tiene más de seis meses, Alejandro cuenta que al inicio salían a recorrer las calles ofreciendo el producto y entregando un número de contacto, pero ahora, reciben llamadas para encargar el postre, “las ventas han crecido, de vez en cuando salimos a las calles, más bien nos llaman y nos hacen pedidos, en ocasiones tenemos pedidos grandes, nos va bien. Ahora nos manejamos por WhatsApp, publicamos los días en que hacemos la natilla y como a la media hora tenemos varios pedidos”, indica Alejandro mientras enseñaba sus publicaciones en el celular.

Para muchos, la razón por la que decidieron emprender o tener un negocio fue por la desesperación, la angustia de saber que sus ahorros se están agotando y al no tener un ingreso fijo a su hogar se pueden quedar en la nada, en la calle.

Para la portovejense Elena Moreira, su situación fue color de hormiga, en cuanto a su economía, “esos años nos afectó bastante, mi esposo es albañil y durante dos años no tuvo empleo, no teníamos ningún tipo de ingreso, nada”, recuerda Elizabeth mientras sus ojos reflejaban una profunda tristeza.

“En la desesperación de ver que nos estábamos quedando sin dinero, tuve que buscar una manera, y empecé con la venta de productos de revista”, enuncia mientras mostraba el catálogo con los productos que vende.

“Al inicio todo iba muy bien, vendía bastante, ahora las ventas han bajado, sin embargo, no me va mal, no me quejo”, emboza con una sonrisa sutil en su rostro.

Aunque, la economía en la casa de Elizabeth ha mejorado, ella sigue vendiendo los productos de revista, y lo ve como un dinero extra en caso de emergencia, “gracias a Dios, mi esposo consiguió trabajo, y gana un sueldo, aun continúo vendiendo los productos, y por ahora no pienso dejar de vender, es un ingreso extra a la familia”, sostiene con voz firme.

Por otra parte, varios de estos emprendimientos fueron creados por una mezcla de necesidad y oportunidad, jóvenes que abrieron su mente e imaginación, aventurándose e incorporándose en este mundo de las ventas, de los negocios.

Lía Párraga, es una adolescente de apenas 17 años, quien a su corta edad se ha visto entre la espada y la pared, la situación económica de sus padres no está muy bien, y por eso ella decidió empezar con un pequeño negocio, y esos ingresos fueron y son los que les ha ayudado a sustentar algunas de las necesidades y gastos de su familia.

Lía se dedica a la elaboración y venta de collares, pulseras de hilo, anillos, colgantes para mascarillas, y demás accesorios y complementos, lleva más de un año con el emprendimiento, su negocio ha ido viento en popa. Las redes sociales han sido de gran ayuda para darse a conocer, fue como la catapulta que le permitió alcanzar y llegar donde está ahora.

“Tengo una página en Facebook e Instagram, estoy como “Lía ideas”, también me llegan pedidos por WhatsApp, me va bien, tengo buena acogida”, asevera mostrando una gran felicidad en su rostro al emitir cada palabra.

“Mi negocio empezó por necesidad, quería sentirme útil y ayudar a mis padres, vi videos en YouTube y comencé a elaborar las pulseras, las publicaba en las redes y se vendían rápido, así empezó todo”, añade mientras que con sus manos iba insertando dentro de un hilo pequeñas cuencas de cristal color cielo.

Lía se considera una adolescente afortunada, ya que, a pesar de su situación, nunca les ha faltado nada, y cuenta con el total apoyo de sus padres, quienes se han incluido en el negocio y la ayudan a elaborar ciertos accesorios.

La mantense Darlene Párraga de 20 años, es otra joven emprendedora, quien empezó a elaborar y a vender bolos gourmet, esos ingresos son para ayudarse en los gastos de sus estudios.

Su negocio nació de la noche a la mañana, “en una ocasión mi papá me trajo un bolo gourmet, recién los probaba y me gustó mucho, y como por donde yo vivo no venden productos así, entonces decidí hacerlos, luego lo vi como un negocio, y así pude obtener algo de ingreso”, enuncia mientras que en su rostro se dibujaba una gran sonrisa, además de reflejar con movimientos en su cuerpo una gran emoción.

En vista de que el negocio cada día iba mejorando, Darlene empezó no solo a elaborar bolos, sino que se estrenó con un nuevo producto, los helados biche, que son helados ácidos de mango con maracuyá, los cuales empezó a elaborar por la sugerencia de una amiga.

“La venta de estos bolos ha sido de gran ayuda para mí, más que todo para los pasajes”, finaliza Párraga con una sonrisa en el rostro

Es así, como muchos han podido salir a flote, todo gracias a su imaginación y a su perseverancia, a sus ganas de no darse por vencidos ante cualquier situación.

A pesar de haber pasado por una situación negativa, como lo es el desempleo, ellos le dieron vuelta a la moneda y lo transformaron en una posibilidad para salir adelante, en una manera de demostrar quienes son, mostrar a los demás sus capacidades y habilidades.

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