Viven de las dádivas

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Por Camila López

Migrantes llegan en estado de mendicidad a las calles, Municipio de Manta toma medidas sobre control territorial.

Realidad Social

Julia Colon, migrante venezolana, llega a Ecuador junto a su pareja y sus dos hijos. Lo único que los acompaña son tres maletas y las ganas de salir adelante, caminan por las calles de Manta diariamente buscando como sobrevivir.

“Quiero un mejor futuro para mis hijos, no pienso vivir en Ecuador, quiero trabajar para hacer dinero y poder regresar a mi país de nuevo junto a mi familia”, aseveró Colon, llena de nostalgia y lágrimas en los ojos.

Colon resalta que existen personas que los han ayudado, sin embargo, otros los han ignorado, discriminado y demostrado sentimiento de rechazo, la situación en la que viven no es fácil para ellos, su alimento diario suele ser un pedazo de pan para cada uno y sus pies no conocen la palabra descanso.

“Para ser sincera a mí no me gusta pedir, nos dicen vayan a trabajar cuando no saben la necesidad, no saben porque uno está así, duele no saber de tu familia, si están bien o mal, ni donde están”, precisó Colon mientras sujetaba de la mano a su hijo de tres años.

En ese mismo contexto, Carlos Saltos concejal encargado de controles territoriales en la ciudad de Manta, explica que su metodología de trabajo se basa en verificar el caso para brindar la ayuda correspondiente, sin embargo, la desobediencia de los migrantes es su talón de Aquiles. “En el caso de las familias migrantes se les brinda ayuda por tres meses con hospedaje y comida, pero muchas veces toman el dinero y se van, prefieren estar en la calle pidiendo plata con niños en brazos a que el Municipio les brinde este apoyo”, detalló Saltos para quien la mendicidad migracional es una problemática latente en las calles de Manta.

Carlos Santos Concejal de Manta

“De lo que se conoce, en Venezuela el gobierno los mantenía y los hizo cómodos, entonces vienen a Ecuador con esa idea, pero como no es así, buscan la calle y el dinero fácil”, lamentó Saltos mientras sus gestos denotaban desilusión.

Saltos añade que para el momento que atraviesa el mundo en torno a la pandemia, la mendicidad es un foco rojo para el contagio, “están en las calles sin mascarilla y sin protección alguna, se acercan a los carros y atentan contra la salud y seguridad de los ciudadanos. No basta con eso, sino que tampoco se acogen a las leyes y es una constante rebeldía”, reprochó con desencanto.

De la misma forma, Silvia Bowen, secretaria del consejo de protección, declara con tono de firmeza que como institución Concejo Cantonal de Protección de Derechos (CCPD) se intenta generar una respuesta integral a la movilidad humana, puesto que el objetivo de las rutas es guiar a las personas por un camino oportuno para que puedan ejercer de manera efectiva sus derechos, independientemente de su condición migratoria, pues a pesar de que el inmigrante se encuentre en condición administrativa irregular, como lo estipula la Constitución sigue siendo titular de derechos.

“La creación de albergues resulta muy importante para disminuir el estado de desprotección y vulnerabilidad de las personas en situación de calle. La deportación por otra parte, debe ser considerada como medida última de acción, pues en primer lugar atenta con el principio de no devolución y la norma constitucional que rige el sistema nacional y podría favorecer el trato criminalizador al migrante. Sin embargo, en caso de que se haya atendido de manera integral al migrante y este sea calificado como una amenaza al sistema nacional esta acción puede ser considerada”, describió Bowen quien está comprometida a la labor de protección de derechos.

Respecto al trabajo informal, Bowen implora que la población local entienda que resulta muy difícil para un extranjero insertarse en la economía formal de la sociedad receptora, por lo que los únicos espacios de trabajo resultan ser los sectores informales.

“En favor de las atribuciones, el CCPD realiza la formulación y transversalización de política pública y el enfoque de movilidad humana. Para generar política pública es vital reconocer cuáles son las condiciones y las necesidades de atención de la población migrante, por lo que se tiene constituido el Consejo Consultivo de Movilidad Humana, integrado por 11 miembros con una durabilidad de dos años, cuyo objetivo es fortalecer el trabajo correlacionado del Estado y la sociedad civil y reconocer cuáles son las necesidades y realidades de los sujetos migrantes”, detalló Bowen sobre las medidas encaminadas ante esta realidad.

Para Bowen es indispensable que no se trate esta situación como problemática sino más bien como un fenómeno social, “seguiremos trabajando de manera coordinada con las demás instituciones para generar respuestas integrales, que garanticen la dignidad humana”, aseguró, mientras acomodaba sus lentes sobre el escritorio.

Por otro lado, José Miguel Valera, psicólogo, recomienda la necesidad de que los migrantes en estado de mendicidad reciban ayuda profesional multidisciplinaria, ya que el riesgo de que su vida se vea atrapada por los tentáculos del vicio es alto.

Por otro lado, José Miguel Valera, psicólogo, recomienda la necesidad de que los migrantes en estado de mendicidad reciban ayuda profesional multidisciplinaria, ya que el riesgo de que su vida se vea atrapada por los tentáculos del vicio es alto

José Miguel Valera psicólogo acotando desde su perspectiva sobre la mendicidad

“Nuestro cerebro se ajusta a lo que más se repite, ya no aspiran a situaciones de mayor nivel, y piensan que es a lo único que pueden llegar, les cuesta salir de esa dinámica y zona de confort, se exponen a situaciones de riesgo y consumo de drogas”, alertó Valera con un tono de preocupación.

Valera piensa que la mendicidad migracional es como túnel sin fin, y reconoce que son muchos los casos de niños que acompañan a sus padres a pedir limosna en las calles, esto genera una afectación a la personalidad del niño, dado que crece con ese ejemplo, piensa que esa es la vida, basada en comodidad y que no hay otra opción, por tanto, va a depender de mucha actitud para poder romper ese patrón.

“La mendicidad depende de quienes la viven, las autoridades pueden brindar apoyo, pero son los migrantes que viven en las calles quienes deben cambiar su comportamiento y generar una visión de trabajo, de logro y esfuerzo”, aconsejó Valera conmocionado mientras su mirada se perdía en el horizonte.

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