HISTORIAS DETRÁS DEL ARTE

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Por. Karen Villacís

“Se junta la habilidad y el arte para representar el año y dar inicio a uno mejor”

Todos los días a las seis y cuarto de la mañana, el dulce canto de los pájaros indica a Octavio Palma, que es hora de levantarse con; las ganas con las que empieza las mañanas son siempre las mismas.

Él es un hombre de treinta y cuatro años, quien comenzó a elaborar monigotes desde muy temprana edad. Sus ojos azules como el cielo iluminan el alma de quien lo rodea y con su carisma irradia felicidad por doquier.

Su pasión por darle vida a un “año viejo” es un don que lo heredó de su padre. “Desde que inicia el año voy planificando cada detalle para ir mejorando con el pasar del tiempo”, sintetiza mientras recuerda sus mejores creaciones.

Palma se autodenomina una persona fuerte y luchadora, y aunque dice ser pobre de conocimiento intelectual sus ganas por devorarse al mundo, sobrepasan fronteras.

Sus días comienzan luego de degustar un banquete que es un verdadero deleite de sabores preparado por su hermana, “mi ñaña es mi todo, vivo con ella desde que mi madre falleció; nos hemos ayudado mutuamente”, recalcó Palma sin dejar de denotar melancolía en su rostro.

Después de alimentarse correctamente empieza a preparar todos los materiales que utilizará al momento de iniciar con el molde del monigote; aproximadamente al día él realiza más de cinco muñecos.

Desde el mes de octubre inició a confeccionarlos y su objetivo es vender más de doscientos cincuenta muñecos, “es más fácil hacerlos de palo que de aserrín”, puntualiza con las manos entrelazadas.

Al llegar al patio donde está su pequeño taller de confección, observa detenidamente que se ha terminado el almidón, haciendo pie de qué el proceso y la entrega del día se retrasará.

Inmediatamente llega su sobrino Xavier, posa su mirada en los monigotes, derrochando orgullo al visualizar los excelentes trabajos que Octavio realiza.

– ¡Que maravilla, tío! – exclamó Xavier mientras tocaba y volteaba un monigote.

– Estoy seguro que este año te irá mejor que nunca – sintetizó él, estrechando a Palma con fuerzas en sus brazos.

Después de varios minutos de plática, ambos decidieron poner manos a la obra y comenzar a moldear una figura para un pedido. Los clientes se avecinan y no hay tiempo que perder.

Hay monigotes que hablan por sí solos; cada año se hace algo o a alguien distinto, todo varía depende de la tendencia para que el monigote se venda como pan caliente.

En un abrir y cerrar de ojos, las personas empiezan a llegar a las afueras de la casa de Palma para conseguir su tradicional muñeco; estratégicamente los familiares del comerciante han ubicado los “años viejos” en el portón de la vivienda para que de esta manera sean visibles al cliente.

 

https://www.elcomercio.com/actualidad/manta-portoviejo-venta-monigotes-condiciones.html

 

Octavio Palma acredita su éxito a Dios, diariamente dedica una oración al “todopoderoso” para aprovechar las vacas gordas- confiesa-.

Verónica (su hermana) y Xavier (su sobrino) le ayudan con las ventas, mientras él con sus manos retoca la pintura de un muñeco para finalmente ubicarlo bajo el sol.

La cálida mañana favorece a los comerciantes quienes apenas han podido tomar un respiro; se apresuran para atender con amabilidad y despachar cliente tras cliente, entregando cuidadosamente los personajes que serán incinerados el 31 de diciembre a media noche.

“Los precios de los monigotes varían depende del tamaño, el año viejo más barato está entre los cinco dólares y el más caro entre los cuarenta; confecciono pensando en el bolsillo del cliente”, asevera Palma mientras mueve sus manos al hablar.

Acomodando su cabellera corta negro azabache especifica que aprovecha las ganancias al máximo, “desde septiembre a diciembre me dedico solo a elaborar los monigotes, el resto del año busco cualquier “cachuelito”, susurra el artista.

Luego de horas agotadoras a causa de las buenas ventas, Palma puntualiza que los monigotes que él comercializa son elaborados a base de periódicos, fundas de cementos, pintura, engrudo, madera, almidón y moldes para las distintas figuras.

Octavio es un pozo de sabiduría; un pequeño brillo baña sus ojos al recordar lo difícil que fue perder a su “mita” a los catorce años, “mi mamá falleció a causa del cáncer; ella es el sol de mis días, nunca me ha dejado”, musita el comerciante secando las lágrimas de su rostro.

Su relato se interrumpe con la llegada de un cliente, quien con actitud arrogante llega a arrebatar la paz que en el lugar existía.

El señor de unos cuarenta años aproximadamente hace un pedido de un monigote con el personaje del “coronavirus”, Palma atiende sus exigencias. El cliente cancela renegando por el costo del muñeco, mientras el comerciante amablemente da las gracias.

Palma confiesa que es normal encontrarse clientes con mala actitud, “trato de ser paciente y no discrepar con nadie, a la final termino llevándoles el son y ellos compran”, bromea mostrando las perlas de su boca.

Octavio viste de una manera sencilla, no lleva lujos, su mayor arma es su carisma, demostrando que detrás de una obra de arte, están sus manos inmersas en ella.

El sol empieza a esconderse trayendo consigo un mar de noticias desagradables para el comerciante; conversándole una noticia que acaba de difundir el informativo.

 

-Hola vecino, le cuento lo que acaba de pasar – musitó Alexander con angustia en su rostro.

 

– ¿Qué pasó, vecino? – preguntó Octavio con cierta curiosidad.

 

– El presidente Lenín Moreno acaba de emitir un comunicado estableciendo ciertas normas para estas festividades, en las cuales se prohíbe la quema de monigotes para fin de año – relató el caballero.

 

– No creo – contestó, no creo que a estas instancias algo así se concrete.

https://www.eluniverso.com/guayaquil/2017/12/26/nota/6540460/alertan-sobre-quema-monigotes

 

Después de varios minutos dialogando, Palma confirmó lo mencionado por Alexander.

 

– ¿Crees que nos sigan comprando nuestros monigotes? – le preguntó Octavio a Verónica, mientras su corazón latía a mil por hora.

 

– Con la ayuda de Dios, por supuesto que sí, no te preocupes – aseguró Verónica mientras bebe un vaso con agua.

 

El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional anunció el 28 de diciembre del 2020, la prohibición de la quema de monigotes durante las fiestas de fin de año en los espacios públicos del país.

A los pocos minutos de que el COE Nacional emitiera dicho comunicado, la angustia no cesaba en el hogar de Palma. “Las tradiciones son importantes, se junta el arte y la habilidad de un comerciante para representar el año y dar inicio a uno mejor”, reflexionó mientras su ilusión estallaba como pompa de jabón.

 

https://www.eluniverso.com/noticias/2020/12/30/nota/9118576/pueden-multarnos-si-quemamos-anos-viejos-publica-o-dentro-casa

 

Doblando el pañuelo rojo que combinaba con su camisa, exclama que por algo pasan las cosas y que la calma no debía perderse; sus familiares solo escuchaban.

El día de trabajo ha terminado y al recibir sus ganancias del día, sus ojos brillan como una piedra preciosa; guardando sus monigotes sonríe por el fructífero día.

En una pequeña cabaña acomoda cuidadosamente sus más preciadas obras de arte con la convicción de que el día siguiente será mejor.

Una vez listo todo, Palma junto a su familia deciden reunirse y hablar sobre el tema, inmediatamente les llega un comunicado puntualizando que se realizará una marcha en Guayaquil con la finalidad de protestar ante las medidas del Gobierno Nacional.

 

https://ecuadorendirecto.com/2020/12/21/queja-de-artesanos-por-prohibicion-de-quemar-monigotes-en-guayaquil/

 

 

“No asistiré, por algo se ha tomado la decisión de prohibir aquello, no estaría bien ir y originar conflicto”, precisa Palma quien acude presuroso a lavar sus manos para evitar ensuciar los monigotes.

La vida como una caricia suave, le mostró a Palma la bondad de los ciudadanos mantenses, siendo un dulce consuelo para el alma desesperada del comerciante. “A pesar del decreto las ventas se han mantenido”, sonríe Octavio con emoción.

Los sentimientos coordinan como las olas del mar; Octavio Palma sigue levantándose cada mañana con el dulce cantar de las aves como alarma, mostrándole al mundo que el arte que lleva en sus manos no es en vano.

Así culminan los días del comerciante, quien por estas fechas enfrenta cualquier adversidad que se le presente. Su corazón se llena de satisfacción al saber que sus ventas fueron buenas, demostrando con su rostro felicidad, despidiéndose cordialmente para seguir creando maravillas con sus manos.

 

 

 

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