Rostros reales

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Redactado por: López López Lissette Alexandra

A tempranas horas de un día jueves, donde el astro rey cubre las calles y avenidas de la ciudad de una tonalidad dorada, provocando una sensación sofocante a los habitantes, dando una muestra de lo implacable que será el clima durante gran parte del día.

El calor y la humedad que se percibía como si de estar dentro de una caldera humeante se tratara, sin embargo, no fue un impedimento para que Erik Villafuerte, uno de los visitadores de la ciudad celeste y blanco, quien se había despertado más animado y feliz de lo habitual cual niño con juguete nuevo.

El motivo de tanta alegría de ese día, era porque él iba a conocerse con una chica, la cual solo había tenido contacto con ella por redes sociales, su corazón latía como un tambor por ella, cada día llena sus días de alegrías y ocupa un lugar muy especial en su corazón.

La única mujer que hace suspirar a Erik, que lo lleva de cabeza por aquella dama, tiene como nombre Alexandra López, quien en el transcurso de la mañana se encontraba en la Universidad grabando un video para una tarea, cuando se desocupo le envió un mensaje, que decía “estoy emocionada por nuestro encuentro, te voy a conocer. Me siento muy nerviosa.”, provocándole una sonrisa de oreja a oreja.

El medio día está llegando, y el sol radiante lo cual brinda un panorama maravilloso para la vista de los habitantes de la urbe porteña, poco a poco se pasa a iluminar el rostro de Alexandra al llegar al terminal donde la esperaba su persona especial virtual.

Alexandra baja del bus, con su mirada fija hacia el cielo, muy nerviosa sentía esas mariposas en el estómago, observaba las nubes de algodón, ya a poco de llegar tiene una sensación en ella, pues su corazón estaba a punto de estallar.

Se abre paso de las puertas del terminal terrestre de Manta, esto es una señal de que el encuentro entre Erik y Alexandra está a punto de suceder.

Erik procede a caminar y observar el lugar, poniéndose muy acorde a la ocasión, usa una camisa de rayas celeste con blanco y una bermuda jeans, acompañado con unos zapatos deportivos de color negro limpios y muy relucientes, que lo hacían lucir elegante, posterior a eso la llama para saber en qué lugar del terminal se encontraba y acudir a su encuentro.

“Él que persevera, alcanza”, esta frase podría describir Erik sintiéndose tonto desde el primer momento que cruzo palabras con ella por chat, puesto que después de realizar tantas insistencias para conocer a su chica, pudo conseguir que ella aceptara, la mujer de sus sueños, su mejor chat virtual, al fin podría ver a su niña morena y dulce.

Por fin, Erik va en camino hacia su cita con la mujer que le da vida a su corazón y pone su mundo de cabeza, “estoy muy emocionado”, recalcó mirando su celular, al verse en la pantalla que estaba desbordando alegría por los poros.

“Estoy en las nubes y mi corazón está saltando de alegría”, resalta Erik con una gran sonrisa con sus ojos que brillaban como dos luceros.

El trayecto de Erik continuó, acompañado por una música en sus oídos de Melendi aquella con la que él le había hecho una promesa, haciéndolo poner acorde a su encuentro.

Allí en el terminal está el local de caramelos y peluches, Erik es atendido por una joven con cabello suelto, de estatura alta, ella muy amable le sugirió un hermoso oso de peluche con una caja de dulces que él llevaría de acuerdo a la ocasión.

En el trayecto, Erik recibe un mensaje de texto por WhatsApp, era Alexandra diciendo que ya se encontraba en el lugar donde habían quedado encontrarse y que lo estaba esperando.

“Disculpa por hacerte esperar, ya estoy llegando”, respondió él, quien se encontraba apenado por hacerla esperar mucho tiempo en su primer encuentro.

Ya en el lugar, él ve a lo lejos la silueta de una mujer hermosa, sintiendo un flechazo al mirarla, era Alexandra, quien es la persona que lo hace suspirar y que él tenga su pecho tan enfermo de amor.

Ante la mirada atónita de Erik, “Hola, buenas tardes, estás hermosa”, titubeó él, pues la belleza de aquella dama lo había dejado muy anonadado, admirando el ébano de su piel e invadiéndole cada vez más la timidez.

“Hola, muchas gracias”, saludó a Erik con una sonrisa que hacia perder la razón y que la hacía embellecer aún más, y con un beso en la mejilla de él sintiendo un fuego en aquellas caricias.

Erik le da el peluche acompañado de la caja de dulces que había comprado para obsequiarle a Alexandra y dice “Este pequeño detalle es para tí”, ella sonríe, dándole un abrazo cariñoso, sabiendo que ese abrazo lo disfruta más la persona que lo recibe, que quien lo dió.

Luego de eso, Erik toma la mano de Alexandra que son suaves como la seda y se aprestan a ingresar al comedor, con un lento caminar.

Erik y Alexandra buscan un lugar propicio para poder pasar a sentarse y tener un momento ameno, disfrutando los manjares de los dioses que brinda cada local que se encuentra en el patio de comidas del terminal.

Ya cómodos en la mesa, la pareja se dispone a ordenar las delicias que van a degustar, Erik se acerca al local de “KFC”, en donde estaba el menú de los manjares que brinda el local.

La pareja le echa un vistazo rápido a las delicias que sirven en este local de comida: Arroz con menestra y pollo, hamburguesas, y muchas variedades más.

“Todo se ve muy delicioso, no sé qué elegir”, dudó Alexandra al ver la variedad de platillos que se sirven en este local.

“Elija usted y después yo, puesto que de este local toda la variedad de comidas me gusta”, certificó Erik, lo cual causó risa en Alexandra.

Al final, después de tantas disyuntivas, se terminaron decidiendo, Erik se decidió por un arroz con menestra, acompañado con un trozo de carne de un ave de corral.

Ella eligió el mismo platillo, sino que, en vez de optar por los pedazos de carne de pollo, prefirió que su plato vaya junto a unas hamburguesas bien grandes.

Para ingerir, ellos prefirieron ordenar una bebida de color café, la cual fue servida en unos envases blancos, que en la parte superior contaba con varios cubos de escarcha blanca y helada.

“Que rico”, exclamó Alexandra al ver el servido de las ricas hamburguesas.

Aún falta poco para terminar de degustar los alimentos, ya la pareja se encontraba satisfecha, teniendo sus respectivas barrigas llenas y el corazón muy contento.

La pareja se dispone a abandonar el comedor, puesto que tienen que viajar a su lugar de destino en ese mismo instante, como por arte de magia hacia su ciudad natal.

Dejando atrás el momento de la cena, la pareja acude a las oficinas de transporte que se sitúa en los alrededores del terminal.

En el bus rumbo a la ciudad de los reales tamarindos, es ahora testigo del momento placentero que están viviendo Erik y Alexandra, quienes se sientan en un asiento azul como el color del cielo.

En un instante del viaje mientras iban conversando sin parar para respirar, ambos se miran fijamente, el brillo que muestran sus ojos son el espejo de sus almas, y es allí donde se puede ver el verdadero sentimiento de la persona.

“Gracias por regalarme este momento tan maravilloso a tu lado”, palabras dichas por Alexandra, mientras ella suspiraba, hacia arder en llamas de amor el corazón de Erik.

Primero se dirigen a la Terminal Terrestre de la ciudad portovejense, donde ambos abordarían un bus que los lleve a 24 de Mayo, la ciudad Ruta del café, puesto que él había viajado hasta Manta para pasar un rato agradable con Alexandra luego que ella saliera de la Universidad.

El momento tan lindo y mágico que estaba pasando la pareja cada vez más, estaba llegando a su final, cada uno tenía que coger destinos separados.

Llega el momento del hasta pronto de la pareja, ella se despide con un beso en la mejilla y con un abrazo tan fuerte como un oso, luego de un lapso de tiempo, Erik retorna a su humilde morada, ya ahí recibe un mensaje de Alexandra que le dibuja una sonrisa en su rostro “Nunca olvidaré este día, gracias por todo, espero vuelva a verte pronto”.

Tanto el encuentro como la comida, todo lo que Erik y Alexandra vivieron en esa tarde son ocasiones especiales que quedarán plasmadas por siempre en los recuerdos de la hermosa pareja, el inicio de una bonita historia de amor.

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