TEMORES

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Por: Dayana Salazar

Meses atrás, gracias al Ministerio de Salud Pública del Ecuador, inició el proceso de vacunación contra el COVID-19 en la parroquia La Unión del cantón Santa Ana y otras comunidades.

A pesar de ser un proceso gratuito que se le brinda a toda la ciudadanía, muchos mantienen la desconfianza y el recelo de que esta traiga un sinnúmero de enfermedades que los lleve al borde de la muerte.

Con respecto a este proceso, han existido muchas contradicciones, porque cuando no había la posibilidad de mejorar la situación de mortalidad en el Ecuador debido a la pandemia, se imploraba un medicamento para la cura, pero cuando este llegó, muchos no estaban satisfechos y hacen comparaciones entre las distintas marcas de las vacunas.

La desconfianza no solo es referente a los efectos que contenga la vacunación, sino también a lo que pueda suceder después. Es importarte recalcar, que, a pesar de haber recibido las dosis de vacunación, hay que continuar con el debido cuidado de prevención contra el COVID-19, como el uso de mascarillas, distanciamiento social y lavado de manos, detalles fundamentales para el cuidado y protección personal.

Hay que ser conscientes que la campaña de vacunación no ha tenido una buena acogida, debido a la rapidez con la que ha evolucionado esta sustancia, esto hace que las personas tengan un mayor grado de desconfianza y se muestren necios ante la aplicación de la misma.

En la actualidad muchos están dando su brazo a torcer. Han colocado a la inoculación como un requisito fundamental, tanto en el ámbito personal como laboral, haciendo posible el cambio de opinión en cada uno de los habitantes del país.  

Este cambio de aptitud está siendo positivo y ayudará a que exista la inmunidad de rebaño en toda la localidad, apresurando a una reactivación en todos los sectores, especialmente en la economía del país.