La esperanza de un futuro
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Por Dayana Guerrero
El pasado mes de marzo, jóvenes del cantón Montecristi culminaron sus estudios de bachillerato para continuar con la etapa universitaria; con ojos llenos de esperanza e ilusión por un camino prospero, sin embargo, la situación económica de muchos adolescentes los lleva a cuestionarse sobre su futuro.
Debido a la pandemia mundial por el covid19 los jóvenes montecristenses se deben cuestionar si continuar sus estudios o comenzar su etapa laboral, para poder ayudar a sus familiares debido a que; si estudias no trabajas y si trabajas no puedes estudiar.
Por lo general, los horarios universitarios constan de 2 turno, el horario matutino de 7am a 1pm y el horario vespertino de 3pm a 10pm; adicional tener en cuenta que buscar empleo en Manabí es como buscar una aguja en un pajar y conseguir un cupo en alguna universidad pública es como esperar ganar la lotería.

Sin embargo, en el último año los jóvenes han tomado como prioridad trabajar al culminar su bachillerato, debido a que cientos de familias en el cantón tienen bajos ingresos para poder sobrevivir mensualmente y toman la decisión de tomarse un año sabático en educación, hasta que mejore la situación en el país o que universidad coloque un mejor horario de estudio. Montecristi, conocida como “La cuna de Eloy Alfaro” es un cantón lleno de artesanos, que dedicaron su vida a realizar artes con sus manos, con la conocida paja toquilla crean sobreros, muñecos de adornos y utensilios; con el barro crean ladrillos o decoraciones para el hogar y con sus recetas elaboran las deliciosas roscas de Montecristi.
Y aunque todo parezca color de rosa, las ventas y los trabajos en Montecristi son escasos. Con su mascarilla color negro, y su abrigo color gris Cintia Intriago, una joven de cabello negro y de estatura como modelo, logro obtener un cupo en la facultad de contabilidad en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, con la felicidad en su cara, relata haber soñado con la aceptación en esa carrera, su única opción en la postulación. Al culminar el colegio obtuvo su primer trabajo, donde realiza actividades de atención al público y es aprendiz en un local comercial.
En su escritorio de trabajo, Intriago manifiesta que espera poder estudiar y trabajar al mismo tiempo, aunque cree que será una misión imposible. El comienzo de sus clases inició el primero de junio, sin embargo, no ha logrado ingresar, ya que aún no le llega el correo correspondiente con los datos para ingresar al sistema virtual de la universidad.

De igual forma, Nohemí Palma, logró obtener un cupo en la universidad, pero su carrera universitaria por un momento estuvo en una cuerda floja, según su madre; con seguridad precisó que desde el inicio tenia que buscar la manera de generar ingreso y costear sus estudios.
Con actitud y sonriente la futura doctora, confiesa que solo bastó un día para que llegara a su mente la idea de un negocio en casa, venta de “bolos gourmet”, desde su propio hogar genera ingresos, y aunque por el momento las clases son virtuales, se encuentra ahorrando y construyendo su futuro.
Ecuador, es un país donde el emprendimiento local cada día aumenta, jóvenes se preparan para ser grandes empresarios. Así mismo, emprender es una ayuda para los estudiantes universitarios.
Sin ayuda de nadie
¡No logré entrar a la universidad!, mirando al suelo y con tristeza reprocha Berenice Delgado, quería obtener un cupo para estudiar comunicación social en Guayaquil.
Debido a que su padre se enfermó, al salir del colegio comenzó a trabajar en un restaurante de la ciudad, el cual consiguió con ayuda de su hermana, que conoce a la dueña del local.

“Realmente es complicado conseguir un trabajo, lo obtuve gracias a mi hermana. Yo tenía muchas ganas de estudiar, pero creo que quedara para el año que viene”, con los ojos aguados replanteó la joven.
Además, explica que los comerciantes en Montecristi han tenido que reducir el personal, debido a que las ventas bajaron y en comparación a los años anteriores son pocos los turistas que llegan al cantón. Así mismo, el 40% de los locales comerciales cerraron sus puertas definitivamente, pagar alquiler de un local comercial pasó a ser un lujo, como si de un cuento se tratara.
La joven dedica más de 8 horas a su trabajo, por un pago diario de $15 en una panadería donde su principal labor es la atención al público y limpieza del establecimiento. Su único familiar es su padre y sin ayuda de nadie trabaja fuerte para llevar el pan cada día a su hogar.
Por mi hijo y mi madre

Feliz, luce Marbella Anchundia, migrante venezolana de padres ecuatorianos y con un hijo de 2 años, llegó al país hace tres años, culminando sus estudios de bachiller en Montecristi y logró adquirir un cupo universitario en la carrera de medicina veterinaria.
En realidad, cada joven tiene situación económica distinta, unos tienen la oportunidad de solo estudiar y otros deben luchar por poder trabajar y estudiar al mismo tiempo. En el cantón un porcentaje alto de jóvenes estudian en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, luego de la pandemia muchos de ellos tuvieron que detener sus estudios universitarios y dedicarse a trabajar, otros cuentan con la posibilidad de estudiar de manera virtual, pero con la preocupación del regreso a clases presenciales, ya que no cuentan con los ingresos de hace un año atrás.
La joven habitante de sector Los Bajos, a 15 Minutos de la avenida principal de Montecristi, sin internet, con poca señal, vive en una casa muy humilde, lejos de la parada del bus, aun así, realizó su meta soñada.
Con una miranda de preocupación y enfocada en su pequeño hijo manifiesta que no cuenta con trabajo estable, su madre labora en Guayaquil en el área de limpieza, regresa a casa cada 15 días mientras Anchundia está en la búsqueda constante de un empleo, sin embargo, ahora que es estudiante universitaria teme que en un futuro tenga que elegir entre estudiar o trabajar.
Con un pequeño escritorio improvisado; con una mesa de la cocina y una silla de madera, feliz como una lombriz prepara sus apuntes para su primera clase y con la esperanza que su horario solo sea matutino, para poder trabajar en la tarde.
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