Señor deporte

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Por Eduardo Burgos

La cuarentena por la pandemia impactó en los estilos de vida de muchos, a más de un año después del inicio de la pesadilla, se anhela sentir seguridad para realizar actividades físicas.

Llegan los domingos post-cuarentena y la camaradería deportiva en los barrios se muestra fugaz, aquel brillo natural del vecino, una jornada que simboliza relajación se nota distante, el grito esperado por toda la semana ya no resuena, «¡Vamos ese indor!», el Covid-19 impuso la regla del distanciamiento y el miedo, sin embargo el ecuatoriano anhela volver a recuperar ese sentimiento. 

Con el terrible avance de la crisis sanitaria, muchos ecuatorianos que se dedicaban a laborar en centros deportivos como gimnasios, canchas deportivas y otros, sufrieron pérdidas irreparables, tanto en lo económico como en lo emocional.                       

Cristhian Mantuano es uno de estos emprendedores, labora en la cancha sintética de fútbol «La caldera», si bien el negocio en la actualidad ha tenido una gran mejoría, recuerda con amargura aquellos momentos oscuros debido a la pandemia, «La clientela se perdió, algunos clientes que antes frecuentaban el establecimiento no han vuelto más, esto supone pérdidas para quienes tenemos este tipo de emprendimiento”, lamenta desconcertado Mantuano, mientras en su rostro se comienza a notar la decepción.

Lo que pareciera una petición escandalosa, que para algunos tan solo significa una irresponsabilidad, para otros es una fuente de recuerdos y experiencias, más que hacer deportes era mantener un vínculo social estrecho con el semejante, además una fuente de ingresos para muchos.                                        

La Secretaría del Deporte, en conjunto con el Ministerio de Salud Pública propusieron el Plan Nacional para la reactivación del deporte en el país, esto como una medida para combatir el sedentarismo post-cuarentena, enemigo que se ha implantado en la sociedad ecuatoriana, algunas de las normas propuestas en este plan tienen que ver con el distanciamiento de 5 metros obligatorio, el uso constante de la mascarilla antes, durante y después de la actividad física, culminando con el debido proceso de desinfección, reglas de oro que deben ser cumplidas y respetadas para lograr la victoria en una guerra sin cuartel.

Estas reglamentaciones causan desazón para aquellos que realizan ejercicios de forma rutinaria, pues el uso constante de la mascarilla genera un desbalance de oxígeno, así lo enfatiza enérgica Lubi Paillacho, quien labora como enfermera particular.

Se encontraba en su hogar, guardando su debido confinamiento, ella practica ejercicios diariamente desde casa, esto con el objetivo de no utilizar mascarilla, la razón sorprendería a más de uno, «El proceso respiratorio es elemental al momento de realizar actividades deportivas, la mascarilla limita este proceso natural, disminuye el rendimiento por la falta de oxígeno y la ingesta del dióxido de carbono que no sale de la mascarilla», matizó la profesional, al mismo tiempo que con sus manos plasmaba un ejemplo, utilizando un spray señalaba como la respiración se ejecutaba de manera incorrecta, resulta hasta irónico como un efecto secundario de aquello que es el único escudo contra el terrible dragón del coronavirus, llegaría a ofrecer tal silenciosa desventaja.

Otros establecimientos deportivos que tienen una situación más delicada son los gimnasios, la normativa para los mismos han variado según el tipo de semáforo que se encuentre vigente en la ciudad, entre estas limitaciones se encuentran principalmente el aforo, además de los constantes procesos de desinfección que se le debe dar a las máquinas, esto supone una inversión necesaria para el funcionamiento de estas instalaciones destinadas al deporte, un último esfuerzo para los dueños de este tipo de establecimientos, para de alguna forma recuperar el dinero perdido, durante el tiempo que la humanidad tuvo que prevalecer encerrada como osos en invierno.

Ante esta nueva realidad existen personas que se adaptan de forma diferente a las situaciones, personajes que afrontan esta realidad con alegría.

Uno de estas carismáticas personalidades es Joselyn Pin, asiste al gimnasio desde temprano, mientras calienta para dar inicio a su rutina diaria, con una sonrisa en el rostro exalta que le encanta el ejercicio, sin embargo, siente ese temor natural por su exposición al virus, «Cada mañana cuando salgo de mi casa mantengo esa idea de que las máquinas no estén bien desinfectadas y pueda enfermarme, es lo más incómodo de ejercitarse con esta nueva realidad», reconoció Pin, en lo que con cierto desagrado mostraba algunas fotos de un gimnasio al que había asistido, el cual no cumplía con las regulaciones indicadas, ambiente que no la dejo con un buen sabor de boca. Al igual que Joselyn, muchos se aventuran a tratar de seguir con sus realidades de la misma forma, teniendo en cuenta las limitaciones que ofrecen las condiciones, anhelando un amanecer mejor para el deporte.  

El renacimiento

En Playita Mía el ejercicio ya puede mirarse de una forma diferente, es normal encontrarse deportistas practicando actividades físicas.

Mostrando una electrizante energía en sus ejercicios envestida en un conjunto negro, licra y un suéter se encuentra Isabel Alvia, irradiando alegría como si de un lucero se tratase.

Ella es instructora particular de bailo terapia y ejercicios, con ayuda del municipio logró conseguir el permiso para poder reunir un grupo de personas en las canchas múltiples del sector de Playita Mia, con el objetivo sagaz de poner en forma a quienes por la cuarentena subieron unos “kilitos” de más. 

Alvia resalta con entusiasmo que, a pesar de los inconvenientes presentados, han podido llevar un cronograma estable y con todas las normas de bioseguridad, «Tenemos un grupo unido, respetamos el distanciamiento al momento de realizar las actividades, el deporte es necesario luego de la cuarentena para no caer en el sedentarismo, llevar una vida sana, a pesar de todo lo que sucede, es posible”, puntualiza con alegría la instructora, mientras con su libreta procede a tomar la lista correspondiente de los deportistas que poco a poco van llegando al punto de encuentro.

Reyes aclara contundente que las normas de bioseguridad son respetadas, eufórico hace una invitación a todos los que deseen mantenerse en forma, en este proceso  que él denomina, “un nuevo comienzo”.

Las prácticas deportivas comienzan a las 4 de la tarde y finalizan a las 6, Damián Reyes es parte de este grupo de deportistas que se reúnen en Playita Mia, cada tarde emprende una marcha a trote desde su hogar hasta las canchas múltiples, un pequeño calentamiento para lo que se le aproxima.

La vacunación

Las campañas de vacunación que dieron inicio desde febrero suponen una esperanza como la luz al final del túnel para el pueblo ecuatoriano, si bien no es una solución final a la pandemia, se espera que poco a poco se recupere la confianza, para recobrar con fuerza la vida antes del Covid.

Con la llevada a buen puerto de este proceso, se espera una mejoría a la situación sanitaria del país, la gente ansía volver a tener una vida más cercana a aquella que ahora se nota distante, la pregunta entonces es, ¿cuándo?, cuando se regresará a aquellos momentos entusiastas con los amigos que se repetían los domingos, las carreras, los partidos de fútbol sin miedo alguno.                                                     

La respuesta parece aún ser lejana, el deporte sigue siendo «ilegal», para algunos individuos, la mascarilla tan necesaria ya no puede dejarse atrás, ya que es parte de este nuevo mundo, los amigos se han vuelto enemigos, y aquel lema del «ojos vemos corazones no sabemos», se ha transformado en una realidad, modificando el corazón por la enfermedad

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