Lágrimas tricolores

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Por Kahory Ostaiza

Vistiendo la camiseta de la selección y flameando su bandera del tricolor patrio, miles de jóvenes manifestantes salieron a las calles de Colombia el pasado 28 de abril de 2021, a protestar en contra de la reforma tributaria que pretende imponer el gobierno de Iván Duque.

No es la primera vez que se muestra desconformidad sobre las gestiones del mandatario, en noviembre de 2019, hubo un paro en el cual ya se incluía esta protesta.

La reforma lleva por nombre “Ley de la Solidaridad Sostenible” y tiene como objetivo cubrir el hueco fiscal que posee el país, implementando el Impuesto de Valor Agregado (IVA), algo que sin duda alguna, causaría un impacto en la economía de los hogares colombianos.

La indignación radica en palabras pasadas emitidas por el mandatario, quien ahora parece contradecirse. En el año 2016 se planteaba la idea de implementar dicha reforma y el Senador Iván Duque consideró que el aumento del IVA en ese momento no era bueno. Decidiendo llevarla a cabo precisamente ahora que Colombia atraviesa una fuerte crisis sanitaria y económica.

El florero de Llorente

En el segundo día de paro nacional el mandatario anunció que la reforma no sería retirada. Al tercer día mostró disposición en cambiar algunos de los puntos que mayor malestar causaban, entre ellos, se refería al IVA que pretendía ser aplicado incluso a los servicios funerarios. Llegando al quinto día de protestas decidió retirar todo el proyecto, acto seguido, Alberto Carrasquilla (Ministro de Hacienda) quien impulsó este plan, renunció a su cargo.

No obstante, el gobernante insiste en que se necesita una reforma tributaria y sostiene que se formulará una nueva.

El senador colombiano Iván Cepeda Castro fue de los primeros en pronunciarse. “Son los jóvenes, las organizaciones sociales y la ciudadanía movilizada, quienes pusieron los muertos y derrotaron al gobierno. Que el gobierno no vaya a presentar la misma reforma maquillada. La ciudadanía no aceptará engaños. Se requiere que los poderosos pongan recursos”, advierte vía Twitter.

En el comedor de su casa rodeada de cuadernos y libros se encuentra Ana Sabogal, una chica de cabellos cobrizos, piel pálida y sonrisa de marfil. “Venimos arrastrando una cultura de violencia naturalizada”, precisa mientras cierra uno de sus libros.

Ana Sabogal

Una sensación de desasosiego y desamparo es lo que la reforma tributaria deja en los colombianos, “la gente ya no come cuento”, reconoce golpeando un lápiz contra la mesa. “Hay una desconfianza por parte de la generación hacia el estado”, señala con un tono de angustia.

En el 2018 se llevó a cabo un estudio realizado por el British Council, en conjunto con las universidades del Rosario y Los Andes, se reveló que los jóvenes colombianos entre 14 y 28 años de edad no confían en los políticos, pero pese a su desconfianza 4 de cada 10 jóvenes están interesados en conocer más sobre esos temas.

Sabogal compara al estallido social actual con un acontecimiento de la historia de su país que relata el conflicto sucedido el 20 de julio de 1810 entre unos hermanos criollos contra Llorente (comerciante español) al pedirle prestado un florero y que éste se negara. Acción que desató un enfrentamiento entre criollos y españoles que culminó con la independencia de la entonces “Nueva Granada”.

Al día de hoy se tiene claro que la rebelión del pueblo se generó por varias circunstancias. “Obviamente no fue el florero, obviamente no es solo la reforma. Es la indignación de la gente”, concluye levantando los hombros.

El despertar

Tristeza, indignación, preocupación y desesperanza son los sentimientos que abundan en la vida de los jóvenes colombianos frente a las múltiples épocas caóticas que ha atravesado su país a lo largo de la historia. Es así como gran parte de estos jóvenes han llegado a anhelar salir del lugar que los vio nacer.

Nicolás Sabogal en una de las manifestaciones

En 2018 Gallup (Centro de Investigaciones de Migración de la firma estadounidense), realizó un estudio sobre los jóvenes que quieren abandonar su país en América Latina, donde Colombia se ubicó en el top cinco evidenciando los deseos de ciudadanos entre 15 y 29 años por tener un nuevo inicio lejos de su nación.

Nicolás Sabogal, es un joven que ha sido partícipe de las manifestaciones en más de una ocasión. En sus ojos color noche se ve reflejada la frustración al recordar las situaciones que ha atravesado su patria en el pasado y ponerlas en contraste con las que actualmente vive.

Denuncia haber sido víctima de la opresión por parte de la fuerza pública durante la manifestación que se ha desarrollado desde el mes de abril hasta la presente fecha, recalcando que este abuso se vive de manera cotidiana independientemente de las manifestaciones, también asegura que lo sucedido en 2019 “fue como probar el terreno”, de lo que hoy por hoy es la lucha de la mayoría de sus compatriotas.

“Ha sido como un despertar para varias personas ver esta situación”, declara mientras su rostro irradia esperanza, asegurando que es lo último en perderse y que su pueblo empieza a abrir los ojos y a luchar por días mejores.

Revolución y resistencia

En 2011 se publicó el libro Why Civil Resistance Works. The Strategic Logic of Nonviolent Conflicts (Por qué la resistencia civil funciona. La lógica estratégica del conflicto no violento), un estudio aplicado en 323 movimientos de resistencia violentos y no violentos, que tuvieron cabida entre 1900 y 2006. En el cual los movimientos pacíficos triunfaron con un 53% y los violentos con un 26%.

Las movilizaciones se han caracterizado por ser pacíficas, en las cuales han abundado muestras culturales. Pero no todo ha sido color de rosa, puesto a que en un momento dado empezó a generarse violencia entre los manifestantes y la fuerza pública.

Miguel Osorno

Sentado en la banca de un parque bajo el cielo nublado de una noche fría se halla Miguel Osorno, un muchacho de delgada figura y piel canela. “¡Mediante la fuerza llega la revolución!”, alega entrelazando sus manos.

Recalca que no necesariamente es así pero ocurre en la mayoría de los casos, siendo un detonante positivo desde su perspectiva. “Hablando porcentualmente veo un 20% de probabilidades de que algo vaya a cambiar de forma positiva, no es que no tenga esperanzas, pero es muy complicado”, sentencia emitiendo un suspiro.

Velatón en memoria de las personas que perdieron la vida durante las protestas, La Luna- Cali

Las ONG Temblores (encargada de documentar la violencia policial en Colombia) e Indepaz (Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz) entregaron en el mes de mayo reportes de 47 personas que perdieron la vida durante las protestas. Según informes de la fiscalía, todas las víctimas son hombres y nueve de ellos tenían menos de 27 años.

En torno al paro emergen varios temores, para Osorno el mayor de ellos es que lucha de los jóvenes sea en vano. “Me preocupa porque es un trabajo colectivo y hay muchas vidas humanas de por medio”, confiesa mientras eleva su mirada al cielo.

Lo que ha estado sucediendo, es la gota que rebosó el vaso para los ciudadanos de esta república que llevan más de un mes en protestas contra el actual gobierno. “Resistiremos hasta que sea necesario, hasta que seamos escuchados”, asevera el joven con entusiasmo.

Resurgir

En marzo de 1994 según un reporte del periódico El Tiempo, 55 personas fueron llevadas a prisión por irrumpir en la contienda electoral al ofrecer tamales, chocolate, y tejas para construcción. A cambio de votos.

En el balcón de su casa, mirando los carros pasar se encuentra Santiago Ramírez, un joven de estatura alta, que lleva consigo unos anteojos que resaltan su tez blanca.

“En Colombia muchas veces las personas dejan de lado la importancia que tiene el votar y lo hacen si reciben algo a cambio”, añade mientras cruza los brazos.

Aclara que no acusa a las personas que lo hacen, pues se pone en sus zapatos y entiende que tal vez era algo que de momento necesitaban, considera que no se debe votar por recibir algo que en un futuro no significará nada en comparación a lo que puede aportar al país un nuevo gobernante.

Según la Registraduría Nacional del Estado Civil en las elecciones a la presidencia de 2018 el 46,62% de los colombianos no votaron.

Darío Hoyos, un chico de contextura delgada y ojos color miel, insiste en que el voto es estrictamente necesario ya que la democracia representativa no está representando a nadie realmente y puede verse reflejado en las calles. “Es necesario como ciudadanos buscar ser representados por alguien que uno realmente elije, para ello hay que salir a votar”, recomienda despidiéndose cortésmente.

El 29 de mayo de 2022 se llevará a cabo la elección presidencial. Falta un año, pero desde ahora hay un país entero a la expectativa de lo que ocurrirá ese día, pues anhelan un cambio, un resurgir para la paz, y una patria libre donde únicamente se derramen lágrimas de alegría.

Una mujer sosteniendo con su mano izquierda la bandera de su patria manchada y colocada al revés, en su mano derecha un rosario y un palo

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