¿VIVIR O DURAR?

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Por Lizbeth Gaona Jiménez

Arrugas empiezan a salir en el rostro, las fuerzas se pierden para realizar actividades, el caminar cambia, surgen cambios en la personalidad, la felicidad no tiene el mismo significado de cuando se es joven, la mirada se transforma en una más fuerte. Conforme la vida va pasando, la edad avanza junto con ella, hasta llegar a la vejez, donde la vida adquiere otros matices.

 

Se considera que en el proceso de envejecimiento el cuerpo humano experimenta cambios que son diferentes en cada persona. En esta etapa las enfermedades prevalecen con más intensidad y presentan características distintas a las de otras etapas de la vida del ser humano , como por ejemplo; la fragilidad, la tendencia a la cronicidad, falta de autonomía para la realización de actividades y enfermedades crónicas.

Documental sobre la vejez

Estilo de vida

Para gozar de una salud plena al llegar a la vejez, es necesario que las personas adopten un estilo de vida saludable desde su niñez para en el futuro no presenciar  efectos negativos  tanto en lo físico como en lo mental.

Francisco Farías

En este contexto, Francisco Farías, menciona que su secreto para vivir tantos años es la alimentación y el trabajo, ya que influyen de manera notable en la salud de las personas. Es más notorio cuando llega el envejecimiento y el cuerpo no reacciona de la misma manera a cuando se es joven. “La forma en que nos alimentábamos antes, el trabajo físico, me han mantenido hasta el momento con energía, sino fuera por eso mi vida sería distinta”, manifiesta el señor de 74 años mientras sonríe con dulzura a su esposa que lo observa con profunda atención.

Farías añade que el entorno en que crecen las personas también es un factor importante. El estar en constante contacto con la naturaleza, tener la oportunidad de admirar el ocaso para encontrarse con uno mismo a través de la reflexión, el cantar de los pajaritos como representación de vida. “Antes todo lo relacionado con la naturaleza llenaba el alma de tranquilidad.  Las personas vivían rodeadas de árboles, ríos, animales que brindaban paz, entonces eso ayudaba a sentirse bien”, detalla mientras descansa en su hamaca.

Invisibles

Los padres se encargan de sus hijos desde el primer momento en que nacen, sin importar la situación en que se encuentren. Sus corazones explotan de felicidad al enterarse que un nuevo integrante llegará para formar parte de la familia. Los sentimientos se hacen presentes en cada instante, parece que quieren salir, explotar y buscar un nuevo lugar donde hospedarse, pero es imposible.

Cuando llega el gran momento no se separan ni por un instante de sus hijos, quieren protegerlos de todo peligro hasta que crezcan. Pero, qué sucede cuando los padres empiezan a envejecer, ¿quién está ahí para cuidarlos? Acaso los hijos por los que dieron todo están dispuestos a entregar el mismo amor, cuidándolos.

Rosa Carrasco

Rosa Carrasco, una mujer sencilla, ha vivido en carne propia el abandono de sus familiares. Su esposo murió hace 19 años, desde ese momento decidió no volver a casarse. La felicidad que tenía construida hasta ese día se le derrumbó por completo, sus 7 hijos la abandonaron a su suerte. “En la edad que tengo me siento más triste que alegre porque paso sola, lo que me consuela es recordar lo que he vivido. Lo que quisiera es volver al tiempo cuando andaba con mis padres, pero ya no se puede, la vida es triste”, relata mientras sus ojos se cristalizan y unas diminutas lágrimas, casi invisibles amenazan con salir en sinónimo de melancolía.

Rosa, agrega con expresión de tristeza en su rostro, que a su edad no puede ver, pero a pesar de no tener el control de sus vistas busca la manera de no rendirse y cumplir sus sueños. También lucha contra otro enemigo que está fuera de su alcance, la artrosis lo que le dificulta moverse con normalidad, sin embargo, no tiene una persona que la cuide. “Extraño ver, porque los jóvenes pasan, saludan y eso me hace sentir frustrada. No aguanto caminar, cuando voy al banco a cobrar el bono tengo que estar sentándome en las veredas”, lamenta mientras intenta coser con su máquina.

Felix Vera

Félix Vera, al igual que Carrasco, ha vivido durante 10 años solo. Su casa es de cemento, no tiene puertas ni ventanas. Todos los días espera con ansias que le salga cualquier trabajo para poder comprar los alimentos, ya que solo tiene yuca, fréjol, que ha sembrado con su propio esfuerzo para no morir de hambre.

Debido a su edad lo votaron del trabajo y sus hijos no lo ayudan en nada. “A veces me pongo mal pensando en los hijos que nos dejan abandonados, pero cuando ellos estaban pequeños uno le daba todo y cuando crecen no les importa nada, nos abandonan”, musita mientras su voz adquiere un tono de dolor y en lo profundo se escucha que su corazón se rompe en millones de pedazos como un cristal al caer al suelo.

https://youtu.be/uM5x2orcqKU
Abandono de ancianos

Sueños por cumplir

Todas las personas anhelan cumplir sus sueños, independientemente de la edad. En la vejez muchas personas consideran que a su avanzada edad pueden lograr lo que deseen, porque los sueños no tienen fecha de caducidad.

En este sentido, la actitud que adquiere la persona mayor no solo le ayuda a mantenerse físicamente sano, también le permite mejorar la capacidad para manejar el estrés y darle sentido a su vida.

Así como hay adultos mayores que no tienen ganas de vivir, también están el grupo de personas que su razón de seguir con su vida, son los sueños que hasta el momento no han logrado concretar.

Janeth Arias

Janeth Arias a sus 68 años aún mantiene esa niña interior que le pide a gritos un poco de felicidad. Desde que murió su esposo perdió el rumbo de su vida, pasó de ser una persona sonriente a alguien triste, que llora todos los días por no encontrar su lugar en la vida.  La almohada es la única que enjuga sus lágrimas y escucha sus sollozos. Los demás están demasiado ocupados como para entender lo que es vivir en soledad.

Mientras toma sus lentes para mirar unas fotos que están guardadas en sus álbumes que conservan lo más preciado para ella, manifiesta que su corazón necesita experimentar nuevas emociones, recordar lo que es vivir sin preocupaciones, aunque sea sólo por un día, para olvidar los pensamientos que la atormentan al dormir y al despertar. “A veces paso llorando, cuando las personas me llaman me pongo contenta pero cuando no lo hacen, me siento triste. Considero que eso me está martirizando”

Luego de tomar una bocanada de aire, para que su hija no la escuche murmura en voz baja que los malos momentos no la van a detener y no se puede morir hasta salir a una fiesta a bailar porque ese es su gran sueño por cumplir. Pero sus hijos le prohíben. “Me dicen que ya no soy una persona para andar en bailes, pero yo necesito salir para disfrutar mi vida, ya, si me muero antes es diferente, pero mientras esté viva tengo derecho a hacer lo que quiera”, asevera mientras bebe un poco de café.

Otro de sus anhelos es volver a ver a sus progenitores, aunque sabe que es imposible de cumplir. “Los extraño tanto, cuanto diera por verlos una vez más, pero murieron hace 10 años”, lamenta mientras sus mejillas se llenan de lágrimas al ver los cuadros de fotos en los que está junto a sus padres.

Jacinta Moreno

Dentro del mismo contexto, se encuentra Jacinta Moreno, quien mira a sus hijos con expresión de felicidad, sus pupilas se iluminan, adquieren un color distinto, los rayos solares hacen de la suya transformando el color normal a uno más suave.  Las arrugas reflejan su avanzada edad, pero su sonrisa hace que todo aquel que la mire vea a una niña. Su tierna manera de tratar, solo demuestra que jamás muere ese niño interior.

Moreno, confiesa que mantiene sus sueños intactos, ni su edad ni nada hará que cambie su manera de ver la vida. “Con la edad que tengo aun salgo con mis hijos a la cancha de fútbol para ver como juegan y también me distraigo, porque no me gusta pasar en casa. Trataré de hacer todo lo que pueda durante el tiempo que mi cuerpo me lo permita, luego ya tendré que quedarme encerrada”, vocifera emocionada mientras se levanta de su silla para arreglar la falda que cubre gran parte de sus pies y mira con atención la hoja de las preguntas que está a su lado.

Motivación

La motivación es uno de los aspectos más importantes que se debe realizar para que las personas mayores tengan interés por alcanzar metas propuestas. Sin embargo, los adultos mayores suelen perder la motivación por diversos factores que no les permiten sentirse motivados, dejando a un lado su vida y esperando la muerte para descansar.

Aurora Pelagallo

Es el caso de Aurora Pelagallo, una mujer de 70 años que vive sola, en una casa donde hay más habitaciones que personas. La oscuridad es su mejor aliada en momentos de soledad.

En medio del abandono de sus seres queridos, rodeada de paredes blancas que son como luz en medio de tanta oscuridad, relata que a su edad ya no tiene motivos para seguir luchando. “No espero nada, solo quiero estar en paz, ni siquiera las cosas materiales me importan”, enfatiza mientras se le entrecorta la voz y disimula dibujando cuadros con un bolígrafo azul en la mesa que está a su lado.

Carmen Jiménez

De la misma forma, Carmen Jiménez, aprendió a vivir sola después de la muerte de su esposo, quién era su principal motivación para no rendirse. Después de la terrible perdida, su vida cambió de color azul cielo a color negro y aunque todo está compuesto de distintos matices, nada volvió a ser igual.

Los días llenos de risas ya no están más. Sus sentimientos desaparecieron, sus ganas de salir al pueblo a comer, aunque sea un pan junto con su esposo, mientras conversaban en las veredas de un restante, sigen ardiendo en su ser, pero al recordar la realidad, su corazón llora esperando una respuesta a aquel adiós inevitable. “No tengo motivaciones, lo único que quiero es estar tranquila, no sufrir más por la soledad y el abandono de mi esposo y mis hijos”, admite Jiménez mientras fija su mirada en unas rosas rojas cultivadas por ella misma.

El aprender a aceptar nuevos cambios tanto físicos como mentales es una de las luchas más grandes que enfrentan los adultos mayores, sin embargo, unos eligen disfrutar hasta el último minuto de su vida, mientras que otras personas deciden enterrar su vida junto con su cuerpo antes de morir.

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