A CONTRARELOJ
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Por: Angie Delgado
Como en un verdadero purgatorio, como en una zona gris entre la vida y la muerte, se vive la vida corriendo de un mal invisible que acecha al mundo silenciosamente, en donde todos miran con temor como cada día este mal se lleva el aliento de personas en un abrir y cerrar de ojos, dejando a su paso millones de corazones tristes, desolados.
Hoy en día la humanidad vive coqueteándole a la muerte disfrazados de la realidad con mascarillas. La pandemia del covid-19 ha cambiado casi todos los aspectos del diario vivir y dejó en pausa la vida de millones de personas en todo el mundo.

Ariana Cedeño estudiante, miró entristecida a su alrededor, y con lágrimas en sus ojos lamentó que su vida antes del covid era maravillosa, pero que esto le ha enseñado a estar más unida a su familia y a valorar las pequeñas cosas de la vida.
Cedeño anteriormente había emprendido un largo viaje de El Carmen a Guayaquil para cumplir su sueño de ser economista, sin imaginar que este se truncarían por culpa de un virus, el cual la llevaría de retorno hacia su hogar.
A la estudiante le dolió mucho irse de Guayaquil, ya que recordó que en su vida universitaria compartía con sus amigos, iba al cine, a las piscinas y ahora su vida estudiantil dio un giro inesperado, ya que pasó de estar en una modalidad presencial a pasar hacia una vida virtual, donde todas aquellas salidas y disfrutes quedaron en un mar de olvido.
Además, reconoció melancólica que esta nueva modalidad de estudio le resulta difícil, ya que no cuenta con internet fijo y también se le hace complicado aprender, precisó a que muchos trabajos enviados por sus licenciados son prácticos, y por ende no los puede realizar de forma correcta debido a la pandemia, aseguró que toda esta situación la deprime demasiado.
La estudiante un poco nerviosa moviendo sus manos y pies constantemente al ritmo del reloj, reconoció que psicológicamente el covid le ha afectado en gran medida, ya que actualmente padece de ansiedad y vive su vida con constante miedo a contagiarse y contagiar a sus seres amados, ahora vive preocupada, dependiendo de un tapabocas para poder salir y olvidarse un rato de una pesadilla que, para ella, aún no termina.

Con prominentes labios rojos y ojos color sol, encontramos a la docente Liliana Solorzano, quien recuerda su vida ejerciendo esta profesión, antes compartía día a día con sus alumnos, los podía ver cara a cara y no como ahora, a través de una pantalla fría donde no percibe el calor humano de su alumnado o hijos como los llama.
La profesora recalcó que actualmente no siente esa misma alegría de enseñar, esta pandemia le ha causado problemas psicológicos porque constantemente se nota deprimida, esto debido a que no ve el entusiasmo de sus alumnos por aprender, como lo hacían en la modalidad presencial.
Además le perjudicó económicamente, ya que tuvo que adquirir herramientas nuevas para poder realizar correctamente su trabajo de profesora, es decir, contratar un internet más rápido para que no exista fallas al momento de impartir sus clases, comprar una computadora más avanzada y todo lo necesario para poder desenvolverse de buena forma en la nueva modalidad virtual de estudio, encima le afectó en lo personal, ya que tuvo que combinar las actividades de su trabajo con las actividades del hogar.
La nueva modalidad virtual de enseñanza ha causado un sinnúmero de problemas a nivel mundial, pero sin duda alguna los más afectados han sido los profesores que buscan adquirir nuevos conocimientos y que muchos desconocían, los mismos cada día se han empeñado más por aprender y capacitarse en lo tecnológico, y así poder sobrellevar su labor.

Jenny Pinargote propietaria de la heladería pingüino, dueña de un corazón grande como el cielo y una mirada penetrante como las estrellas, recordó que extraña ver su negocio lleno como solía ser antes de que llegara ese atroz virus, precisó que tenía excelentes ventas y personal asegurado, al llegar esta enfermedad todo cambió, hicieron cerrar su negocio, tuvo que reducir el personal y liquidar con despidos, desde ese día ya nada volvió a ser igual, ya no hubo ese mismo ahínco y actualmente sus ventas son bajas, susurro con voz quebrada.
El covid-19 ha afectado en gran magnitud a todas las personas que viven de sus negocios, proveedores les han quitado créditos, los bancos ya no les permite hacer préstamos y actualmente todos los propietarios de negocios se encuentran luchando día a día para salvar sus pequeñas y grandes inversiones.
Pinargote aseguró que para poder salir adelante y no dejarse derrotar, ni acobardar por ese asesino silencioso, cumplió al pie de la letra todas las medidas impuestas por los organismos de salud, desde lavarse las manos constantemente, usar permanentemente el alcohol y portar mascarilla por largas horas sin casi ya poder respirar.
Ni todo el esfuerzo que Jenny hizo por seguir sirviendo a sus clientes y poder salir adelante detuvo a ese mortal virus que no tuvo compasión, ni piedad de aquella mujer trabajadora, que terminó en las temibles manos de ese feroz fantasma, por lo que tuvo que dejar de trabajar y guardar reposo dentro de las cuatro paredes de su casa.
Jenny Pinargote agradeció con su mano puesta en el corazón a Dios por seguir con vida, aunque esta no sea igual que a la de antes, ella sigue adelante con recelo y con mucho miedo interno de otra vez volverse a contagiar, entristecida enfatizó que algún día espera volver a esa tan clamada vida de antes para poder disfrutar tranquila de su trabajo y de su diario vivir.
Roxana Segovia es una madre de familia, quien recuerda que tanto fue su miedo que desde cuando supo que el virus llegó a Ecuador tomó medidas extremas para proteger a su familia y salvaguardar sus vidas, restringió las visitas, las comidas fueras de casa, prohibió frecuentar lugares de asistencia masiva y convirtió a la mascarilla y al alcohol en sus mejores aliados.
Segovia con semblante cansado, un tanto demacrada y con extremas ojeras en sus ojos, aludió disgustada que su vida antes era más relajada, que se iba de paseo con su familia, compartía con sus amigas, asistía a reuniones familiares, ahora su vida es más complicada, esto debido a que la mayor parte de su tiempo la dedica a la casa y a sus dos hijos que actualmente se encuentran estudiando en modalidad virtual, reiteró que incluso no le sobra tiempo para ella misma y que sus días debido a esta pandemia se han convertido en una cárcel en donde no encuentra salida.
La madre de familia mirando al cielo y apretando sus manos, reconoció que gracias a Dios su familia no ha enfermado, que proclamó que la deidad ha puesto sus manos poderosas sobre ellos y los cubrió con su manto sagrado protegiéndolos así de todo mal.

“Actualmente la humanidad vive como si estuviese en una guerra interminable, donde los respiradores mecánicos se han convertido en la única salvación y en la única opción de vida”, se lamenta entristecida la médica Daniela Vega de hermosos ojos y cabellos color noche.
Todos los días el gobierno da cuentas de las cifras de los contagios y de las muertes, tal cual como en un campo de guerra y quienes están combatiendo al virus ya lucen cansados, sin relevos, casi sin armas, clamando a gritos una tregua a la población.

La doctora pidió encarecidamente hacer conciencia y que las personas tengan un poco de empatía con el personal médico, ya que al igual que cualquier persona se cansan y tienen una familia que espera por ellos en casa, atestiguó que médicos, enfermeras y personal de limpieza entran con valentía al área covid a jugarse la vida contra ese enemigo invisible al que llevan casi un año y medio tratando de doblegar, pero que a pesar de todo los esfuerzos puestos aún no lo han podido vencer.
No cabe ni la más mínima duda que llamarlos héroes modernos es poco, han arriesgado su vida por salvar al prójimo, sin embargo, a pesar de que todos han dejado la piel en esto día a día los doctores viven en una línea de combate, donde a muchos de ellos el tan temido virus los alcanza.

La psicóloga Geomara Macías, puntualizó segura que el covid ha afectado demasiado la vida de las personas, no solo en el aspecto económico, también en las relaciones interpersonales, debido a que el ser humano es un ser que tiende a siempre estar en constante relación con sus pares, es decir, amigos, familiares, pareja sentimental, etc.…
La psicóloga ratificó con una tristeza enorme y preocupada por la salud mental de la sociedad, pero con una postura erguida que la hacía ver fuerte y sabia, que actualmente muchas personas caen en depresión por situaciones de pérdidas humanas, de empleo, económicas, pero que sin duda alguna lo que más ha afectado en esta pandemia y ha traído problemas psicológicos a millones de personas es la soledad.
Del mismo modo, reiteró que los médicos son otra parte de la población existente que sufre mucho psicológicamente, ya que les toca ver la parte más dura y cruda del covid, es decir la realidad que mucha gente no ve, en donde día y noche aquel personal de salud observa con mirada perpleja cuando el coronavirus empieza a ahogar sin clemencia a un padre, madre, hijo, hermano, a un abuelo.
Macías, además, resaltó que las personas extrañan tanto la vida de antes por el disfrute, por el poder dar un abrazo, un beso, sin tener miedo a contagiarse y por supuesto a contagiar, aseveró que lo ya mencionado es lo que más le cuesta a la humanidad a la hora de adaptarse por el simple hecho de haber pasado de sentir el calor humano, a sentir el frio invisible de la soledad.
Las situaciones nuevas en la vida del ser humano en ocasiones son difíciles de afrontar y más aún si se trata de una catástrofe, en este caso de una pandemia la cual sacudió como un terremoto la vida de muchas personas, transformó y cambió la libertad de vivir, creando consigo un bloqueo a nivel mundial. El coronavirus ha dejado en el país millones de rostros tristes, cuerpos vencidos del sufrimiento y lágrimas de duelo, una zona gris entre la vida y la muerte es poco comparado a lo que se está viviendo.
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