TRANSPORTANDO VIDAS
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Por: Madeleim Ávalos Sornoza.
A tempranas horas de la mañana donde la frescura y el dulce cantar de las aves envuelven a la ciudad de Manta, contrastando con la soledad de un terminal terrestre Luis Valdivieso Morán que reciben muchas personas antes de que cayera en pedazos aquel frágil vidrio que sostenía la economía y el turismo del cantón.
Los termómetros caen sin piedad y las nubes hacen de las suyas mientras cubren aquel azul cielo que gentilmente nos recibe.
Con el pasar de las horas los usuarios que se trasladan a tomar rumbos distintos, una realidad que para quienes día a día realizan diferentes labores ante una pandemia que ha provocado muchos cambios en el estilo de vida.
A lo lejos se vislumbraba el arribo de una unidad de transporte de la cooperativa 29 de septiembre, en cuyo interior solitario se encontraban únicamente cuatro pasajeros.
Poco a poco se avizoraban más personas que esperaban ansiosos en aquellos fríos asientos que rodean el parqueadero de buses que se encuentra junto al autocine de la ciudad.
Los dueños del volante tienen que enfrentarse diariamente ante una cruel pandemia para aventurase y obtener recursos económicos.
“Nos hemos visto seriamente afectados en el bolsillo y en la salud”, indica Ronald Cedeño, conductor de la cooperativa 29 de septiembre.
Sin duda una tarea nada fácil, tras el paso del semáforo amarillo y la reactivación del cantón de manera progresiva, guardando con todos los protocolos de bioseguridad dispuestos por el COE Nacional.
“Ahora la Fetum tiene que tomar otras alternativas por lo que está difícil la situación, inclusive a nosotros nos capacitaron y no podemos coger pasajeros sin mascarilla”, puntualizó Ángel Pilay conductor.
El inicio del problema
Aunque el camino de la vida en ciertas ocasiones es difícil, aún más en medio de la crisis sanitaria en la que se encuentra sumergida la ciudadanía mantense, siendo esto el detonante que llevó a la FETUM a seguir adeudando a la banca privada y las casas comerciales.
“Nosotros tenemos deudas en los bancos y en las casas comerciales, estos oscilan entre 1500 y 2000 dólares mensuales, que no podemos pagar”, profundizó el Lic. Nel Ignacio Párraga Macías, presidente de la FETUM.
Deudas que han generado muchas pérdidas en la producción diaria es un 30% menos de lo que antiguamente se ganaba, un porcentaje que deja a muchos conductores sin un pan en la mesa ni un centavo en el bolsillo, por dar mantenimiento a las unidades de cada cooperativa.
Sin duda la pandemia fue la gota que derramó el vaso, la banca privada y las casas comerciales están al acecho como un león a su presa, viviendo los conductores con el temor de perder su material de trabajo.
Por esto se vieron en la obligación de realizar un plantón el pasado 24 de julio para buscar ayuda del municipio de Manta y al gobierno nacional.
https://fb.watch/2rY_Kl9hid/“Nosotros estamos pidiendo que se nos dé un tiempo para que termine esta pandemia y luego que se reactive la economía en todo el país, trabajar tranquilamente para cubrir con los compromisos bancarios”, denunció Párraga mientras reubicaba su auricular.
La otra cara de la moneda
Mientras el esfuerzo y los sacrificios son la clave día a día en su labor, sorteando los huecos del camino en el que caen con las unidades por aquellas calles que aún no tienen arreglo.
“El camino de la vida está llena de altos y bajos, donde era difícil poder ser aceptado en la ciudadanía de Manta, pero los ideales de nuestro trabajo seguirán precedidos para que el denominador común sea el bienestar de nuestros usuarios”; sostuvo Ignacio Ávalos, relacionador público de la Fetum.
“Nosotros siempre estamos listos para dar nuestro servicio, desde que nos reincorporamos el 10 de junio pasado, comenzamos a preparar nuestras unidades para luego salir a trabajar, hasta la presente las tenemos listas, ya que alternamos”, aseveró Nel mientras de su rostro se evidenciaba una sonrisa.
Aun ante el constante riesgo, la Federación de Transportistas Urbanos de Manta decidió acogerse a las medidas impuestas por el COE nacional y cantonal, conscientes de aquello buscaron alternativas para volver a trabajar.
Mediante la aplicación de los protocolos de bioseguridad, donde en una balanza está la salud y la otra el Covid 19, las unidades de transporte se sometieron a un proceso de desinfección total, así lo recalca Fabricio Mendoza usuario recurrente mientras jugaba con una botella con agua,
“Cuando he viajado, los choferes tienen su distanciamiento y su protección; aparte hay gel líquido en cada unidad”
Del mismo modo, Gabriela Gutiérrez sostiene, “honestamente me siento satisfecha con el servicio, debido que me da tranquilidad y seguridad de saber que no me voy a contagiar y que tampoco voy a contagiar a mi familia”.
El servicio que se realiza por la calles y avenidas de la ciudad es arduo, pero no será responsabilidad de la Federación sino de la ciudadanía que acoja los decretos que se emplean como si fuera parte de su vida como forma de precaución para salvaguardar la salud.
“Hasta el momento como nos ha dispuesto el COE, en una instancia se empezó con el aforo en un 50% en relación a la matricula; es decir si la matricula dice 80 pasajeros significaba 40, ahora como subió el aforo tenemos el 75% que son los 60 pasajeros”, detalla Cedeño mientras mantenía entrelazadas sus manos.
Cuidarnos es responsabilidad de todos, para ello es importante a la hora de movernos por nuestra ciudad hacerlo adecuadamente, donde los factores externos no influyan cuando existe fe y metas claras, ya que la mayor parte del protagonismo depende de cada persona.
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