¿Por qué la mediocridad se oculta en la simpatía?

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Por Carlos Cedeño Moreira

Para escribir este artículo se me vino un recuerdo de un discurso del maestro periodista Julio Bernal Alcívar en el que me decía “Carlos, que bonito es quedar bien con todos, eso es ser mediocre y tú no eres así”, ni lo soy, aunque me llamen sin amigos. La idea de que la mediocridad se oculta en la simpatía es la forma de que algunas personas a veces utilizan su carisma o amabilidad para evitar ser juzgadas por su falta de excelencia o esfuerzo, es lo que sucede en algunos sectores académicos, donde el rigor dejó de ser parte de la formación, porque se rompen los cristales.

Ser simpático y agradable puede ayudar a las personas a ser aceptadas socialmente, incluso si no destacan en términos de habilidades o logros. Entonces, la simpatía actúa como “escudo” que protege a las personas de críticas más duras, pero que con el devenir del tiempo se desvanecen con la brisa. Por suerte, esto no sucede en el mundo real que busca la excelencia donde las estadísticas son solo número, no determinación, ni condición.

Albert Einstein, es un “mediocre” al lado de los mediocres que por ser un genio tuvo que repetir e insistir hasta lograrlo. Pero ahora algunos “genios”, son solo seudos “intelectuales” del facilismo que sonríen en el pantano.

Aun, no entiendo como en la academia ecuatoriana ciertas personas tienden a ser simpáticas para evitar conflictos y confrontaciones. En resumen, caer bien sin exigir parece ser el objetivo por sobre el aprendizaje, permitiendo mantener un nivel de mediocridad sin ser cuestionados.

Tengo errores, pero alta la autoestima en cada cosa que hago, por mí, no pasa ser simpático para sentirme valorado, no lo hago.

Debemos tener claro que la falta de motivación o miedo al fracaso puede llevar a las personas a conformarse con la mediocridad. Ser simpático en la mayoría de casos puede ser una manera de compensar la falta de esfuerzo para lograr la superación.

Es importante recordar que la simpatía y la excelencia no son mutuamente excluyentes. Se puede ser una persona simpática y, al mismo tiempo, esforzarse por alcanzar altos niveles de logro y excelencia.

Esto último, es en lo que creo con convicción y práctica. Nunca he pensado en “caer bien”, sino que es lo que transmito para dejar huella, pero en un mundo mediocre la sombra te busca atrapar, pero yo me revelo en medio de ese marasmo, porque solo los que se exigen alcanzan a ver los fracasos.

Cualquier parecido a la realidad, es solo coincidencia.

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