Viviendo en el olvido

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Por: Izamara Vargas

Una luz de esperanza me ilumina cada día, con tristeza en su mirada Maribel Molina, relata lo difícil que pasó aquella noche trágica donde no imaginó lo que pasaría, tras perder su casa en aquel factible terremoto del 16 de abril.

Con los ojos llorosos, sobreviviendo al olvido, revela que esa noche se encontraba en el interior de su inmueble  ubicado en la calle 108 av. 111- 112 en Tarqui, Manta junto a sus nietos pequeños, cuando al sentir el movimiento telúrico inmediatamente los abrazó y se quedaron en la puerta de la casa, sin imaginarse que estuvo a punto de perder la vida, ya que la escuela de tres pisos que estaba ubicada a los lados de su vivienda  se vino encima y destrozó todo al venirse abajo, ´´Mi casa la construí con el esfuerzo de mi trabajo de toda la vida, he sido madre y padre para mis hijos, y todo se destruyó en un minuto´´, manifiesta tocando su cabeza.

Molina menciona que ha pasado momentos complicados al no tener trabajo, pero que aún así no pierde la fe, porque, aunque su mirada refleje tristeza, sus ojos siguen brillando como dos luceros que iluminan su camino.

Además, la afectada, aseveró que tuvo que dormir en la calle durante semanas por las réplicas y el temor que sentía, sus vecinos gritaban y lloraban al recordar ese terrible momento en que sentían que la oscuridad y la soledad los consumían por dentro ´´con el pasar de los meses llevé las fotos de mi casa a las autoridades para que me ayudaran a construir poco a poco, pero no tuve respuesta alguna, todos al momento me decían que si me iban ayudar, pero hasta la fecha de hoy cumplen con su palabra´´ alega Molina con enojo en su mirada.

Ahora solo cuenta con el sustento de su hija, quien vende encebollado, y le paga por cuidar de los niños, con ese dinero ella se ayuda para alimentarse y vender empanas de verde, así es como poco a poco fue armando un techo con hojas de zinc y varillas para cubrirse y poder tener donde vivir, admitió, la mujer mientras acaricia la cabeza de su pequeña.

No hay sueño sin esperanza, ni esperanza sin sueño, Maribel no deja de perder la fe de algún día volver a tener una casita ya que las condiciones en las que habita no son las adecuadas, apenas tiene un colchón que lo ubica en el suelo, el baño está dañando y la poca ropa que usa es gracias a personas y vecinos solidarios que le han regalado, afirmó con quebrantada voz.

´´El miedo es como una nube gris, con el tiempo desaparece´´, enfatiza que tiene que cubrir con sábanas las varillas, porque han intentado meterse a su humilde cuarto por las noches, debido a la delincuencia que cada vez está peor, admitió Molina mirando hacia un lado de la calle.

Es inevitable dejar de mencionar cuando es invierno y vienen las lluvias pasa angustias debido a que se moja lo poco que tiene, sin dejar a un lado los mosquitos que son otro problema ya que causan enfermedades como el dengue y el paludismo, asegura con movimiento de sus manos.

«La vida es como un espejo, te sonríe si la miras sonriendo», confiesa Gladys Briones de 65 años vecina de Maribel, que las autoridades debieron seguir brindando ayuda a las personas que aun no tienen casa porque están en el olvido, ´´Hace dos años que soy la presidenta barrial y me organizo bien para realizar actividades y lo poco que se recauda lo invertimos en alimentos y agasajo en navidad para los niños quienes son los que más lo necesitan aquí en el sector, tengo la fe puesta en Dios que algún día seremos escuchados por nuestros representantes´´, recalca con voz firme, la mujer de estatura baja y piel canela.

Son muchas las familias que, tienen casos diferentes y que sufren necesidades que están en manos de los gubernamentales que no resuelven sus problemas, ellos alzan su voz como comunidad para ser atendidos y poder vivir mejor.

Otra historia es la que argumenta Magaly Hermina, trabajadora social del Ministerio de Inclusión Económica y Social, Mies, destaca Hermina que en la época del terremoto fue ignorada por muchas adversidades y malestares por la cual no estúvo de acuerdo, como por ejemplo se dieron bonos a personas que no lo ameritaban entre estos estaban hermanos, parientes entre otros que prestaban sus servicios para el Mies.

La gratitud es riqueza, la queja es pobreza, reitera que las personas acudían a su oficina a quejarse que no había ayuda ´´ siempre me he caracterizado como una mujer justa y equitativa por eso soy una trabajadora social, yo como por los usuarios´´, corre por sus venas satisfacción, aclaró la funcionaria.

´´Me sostengo por la tranquilidad de un corazón recto y leal´´. En sus 25 años de experiencia como trabajadora social siempre lleva en su sangre honestidad y humildad´´, confiesa Hermina con una sonrisa en su rostro. En vista que hubo tantos problemas fue retirada e ignorada de su cargo por lo que pudo darse cuenta que no se hizo nada, se perdieron muchas cosas en el distrito y lamentablemente se pudo dar más, con la mirada fija hacia la puerta dijo que la viveza criolla ganó, ´´me sostengo por la tranquilidad de un corazón recto y leal´´, sostuvo con fuerza  la funcionaria.

De igual manera, agrega que lo primero que se debió hacer fue las visitas sociales, para conocer las condiciones socio económica y la problemática, algo que no hubo, ´´activaron a muchas compañeras de todos los programas, pero aquí el Mies y el centro de acopio eran las oficinas, con la multitud de gente, pero jamás se hizo una visita domiciliaria hasta donde yo tengo entendido´´, cabe recalcar que en los actuales momentos se está conociendo las realidades de aquellos años atrás, ya que han llegado hasta su oficina documentos de otras instituciones en la cual les están tirando la pelotita a MIDUVI, INFA, donde la gente no tuvo la ayuda de casas y mucho menos de bonos, advirtió mientras buscaba documentos para mostrar.

Ayudar a otro es un privilegio, agradece la oportunidad de poder hacerlo, el incremento de bonos llegó $120 dólares durante tres meses, el factor económico hubo, pero no fueron bien destinados, lastimosamente las personas vulnerables no recibieron dicha ayuda, denunció Hermina que existen documentos de personas que recibieron la ayuda y hasta glosa en los actuales momento, pero la vida siempre pasa facturas, ´´me parece perfecto que Contraloría ya esté a cargo de eso y que caigan los que tienen que caer´´, detalla con un fuerte golpe en su escritorio Magaly.

Puntualiza con seguridad y moviendo sus manos que, llegaban políticos, amigos y eran ellos que tenían los bonos y no las personas que estaban con la cabeza rota, heridos, ´´me venían a llorar que hiciera algo por ellos, pero la trabajadora social fue ignorada, con brazos cruzados no pude hacer nada´´, acotó, la ex funcionaria.

Nunca verás el arcoíris, si siempre miras hacia abajo, formuló que puso quejas y viajó hasta Quito con documentos a preguntar lo que pasaba, pero lo que ella pedía nunca fue escuchado ´´en algún momento me dijeron que si no me ponía la camiseta verde iba hacer despedida´´ afirma con una mirada llena de indignación. Confiesa que inmediatamente le dijo a esa persona anónima a la que llamaremos ´´Oscar´´, que, si era de sacarla por no usar la camisa verde sin pruebas, sin motivos que lo hagan.

No todo está perdido, cuando puedes ver en el rostro de un anciano su magnífica sonrisa, por el momento tiene a cargo una pareja adultos mayores en la cual viven en malas condiciones, no cuentan con una casa, nunca recibieron bonos, ahora hizo conocer la condición para que puedan tener una vida digna, reveló con entusiasmo.

´´Nunca tuve miedo, pese que me hicieron la vida imposible en la época del Señor Correa provocando la amargura más grande de mi vida´´, profundiza que cada vez que había estos actos de corrupción se llenaba de indignación e impotencia, ´´escribí a miles de autoridades y se hicieron de oídos sordos porque son de la misma escuela´´.

Katy Mendoza, Trabajadora social del Patronato Municipal, añade que también lleva los casos de las familias afectadas por el terremoto del 16 de abril, relata que el Patronato tuvo empoderamiento con los diferentes barrios de Manta, entre los cuales los más afectados fue la zona de Tarqui, «se ejecutó en carpas donde estaban albergadas familias, existiendo algunos refugios en aquel entonces», aclara Mendoza.

«No tengo conocimiento de cuantas familias quedaron afectadas, pero como Patronato Municipal se hizo en su momento una base de datos de las personas que acudían a dejar carpetas y que no fueron favorecidas por el gobierno», recuerda con nostalgia Katy. Considera que como municipio no pueden responder ante las competencias que realmente las tiene MIDUVI, «como Patronato tenemos que direccionar de acuerdo a las necesidades que tenemos aquí, que son muchas».

La fe es dar el primer paso, incluso cuando todavía no se ve toda la escalera, reitera que los municipios no están encargados de hacer casas, se ha gestionado si, pero en conjunto con MUDUVI, para solucionar los problemas de aquellas familias que aun están sin un techo donde habitar.

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