En Ayacucho se ha realizado el festival de empanada, aquello lo ha posicionado como la capital de la empanada a nivel nacional.
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Por: Dayanna Salazar
“Lo hice por mis hijos, necesitaba seguir adelante y tener una casa para ellos”, aseveró María García, de 57 años, dueña y propietaria del emprendimiento de empanadas MARIGAR ubicado en la localidad de Ayacucho del cantón Santa Ana.
Ella explicaba y mostraba cómo realiza esta actividad culinaria, sus empanadas son rellenas de una masa de verde con pollo, carne y queso, con una alta demanda, principalmente por la gran presencia de consumidores los fines de semana y días festivos en Ecuador.
María Esmeraldas, es otra emprendedora de la misma localidad que también se dedica a la venta de empanadas. “Anteriormente no existía competencia, por lo que las ganancias eran mayores, sin embargo, todos necesitamos laborar”, aseguró con voz aguda producto de los años en este trabajo, mientras un grupo de ciclistas llegaban a su local de empanadas a servirse el delicioso desayuno.

Inés Macías, de 72 años, también emprendió en el negocio de las empanadas por la situación crítica que vivía. “Es muy divertido atender a las personas”, sonrió con un gesto de ojos, ya que la mascarilla cubría gran parte de su rostro.
Festivales. –
Este gran flujo de personas que buscan un plato típico en las campiñas manabitas, cultivo a la realización de festivales gastronómicos de empanadas de verde con diversos rellenos. El último festival en 2017 realizado en la localidad de Ayacucho, al encontrarse más de 20 restaurantes que se dedican a la elaboración y preparación de este delicioso picadillo.
En ese cultivo se realizaron quince mil empanadas de verde, rellenas de camarón, longaniza, queso, carne y pollo.
El trabajo articulado se da en conjunto con el Gad parroquial de Ayacucho, donde habitan siete mil habitantes, el Gobierno Provincial de Manabí, el Ministerio de Turismo Zonal 4, el Gad de Santa Ana y todos los dueños de los restaurantes donde se elaboran estos platos icónicos de Manabí.
Resultados. –
Este tipo de actividades ha consolidado el trabajo que realiza María Macías y María Esmeraldas, coincidiendo que en épocas como fin de año son las fechas con más visitantes y por ende generan un buen rubro económico.
Las empanadas de Kaviedes, es otra parada que se encuentra en la localidad, su dueña es Susana Velásquez y una de las más jóvenes con tan solo 29 años. “La gente nos visita, les encanta mucho consumir el producto” aseguró con orgullo, destacando que no han podido participar en los festivales de empandas anteriormente por falta de logística, pero que en el siguiente sí se “subirán a la onda”, regonzò mientras la brisa del campo por la mañana se mezclaba con el olor de las empanadas recién preparadas.
Susana explicó que ella no es la dueña, solo labora, pasa allí el 100% de su tiempo, espera en un par de años poder colocarse su propio local con la misma sazón, entusiasmo y alegría de hacer empandas, como lo está realizando desde hace tres años atrás.

“Vamos a intentarlo, nos fue bien gracias a Dios, al inicio alquilábamos, pero ahora ya somos dueños”, orgulloso refiere, Antonio Mendoza dueño del local empanadas D’JANETH. Él junto a su esposa son uno de los puntos más reconocidos de Ayacucho, la situación actual de pandemia lo que repercutió de forma negativa en las ventas, cayeron drásticamente se lamentó, gracias a los los festivales pasados han logrado posicionarse para seguir en ventas a domicilio con pedidos en la localidad, el resto del cantón y en ciertos puntos de Portoviejo.
“Participé en dos ocasiones en los festivales, Ayacucho es considerada la capital de la empanada, movió mucho turismo y fue una experiencia inolvidable”, sostiene Antonio Mendoza, mientras tomaba un sorbo de café como de costumbre lo hace todas las mañanas, asegurando que ese es el sinónimo de un buen inicio del día.
Todos a excepción de Antonio, compran la materia prima a los locales que se dedican a la plantación, cuidado y venta del verde, un producto muy versátil en la cocina tradicional ecuatoriana.
Inés Macías también tiene un pequeño huerto donde tiene plantación del verde, lo que representa un gasto menos al momento de comprar la materia prima.
Preparación. –
Las empanadas de verde se preparan con la técnica de fritura profunda, activando el almidón en la masa para formar las características de una empanada. Lo primero es pelar la materia prima, ponerlos en cocción con sal, ajo, cilantro, cebolla para que aporte sabor y olor a la masa.
Después de 15 minutos estará cocido, se retira y con un movimiento de la muñeca se comienza a amasar hasta formar una masa que activará el almidón, esto será notorio cuando se cree una elasticidad. Se estira y se coloca el relleno, con la ayuda de un cortador se cierra y se hace la forma característica.
En un sartén y aceite en grande cantidad, con una temperatura de fritura profunda de 120 grados, se coloca la empanada y se regula a simmer (fuego moderado) el tiempo de cocción puede variar por algunos factores, pero cuando se forme una costra dura y crocante significa que la empanada está lista.
Ventas. –
“Muchos clientes prefieren comer dentro de sus carros por miedo al contagio”, lamentó Susana Velásquez, por la situación actual de pandemia. Ella precisó que las ventas han caído drásticamente, existiendo días muy malos, por lo que los fines de semana son esperados con ansias para poder recuperar las pérdidas de los días regulares.
María García también concuerda con Susana, ella tiene más fe a los feriados, en estas fechas su local pasa lleno, sin embargo, por las últimas restricciones también se ha visto afectada ya que por las visitas disminuyen considerablemente.
Antonio Mendoza implementó las ventas por medio de encomienda y Delivery, con sus clientes que eran fijos antes de la pandemia, de esta manera sobresale en aquellos que viven en las ciudades vecinas como Portoviejo, Manta y Montecristi.
María Esmeraldas, también se une a la versión de sus demás compañeros en las bajas ventas post-pandemia, pero esto no significa un obstáculo para que ellas no puedan seguir haciendo de este trabajo una tradición y un sustento económico.
Proyecciones. –
“Si alguien viene Ayacucho y no ha probado nuestras empanadas no ha probado nada”, ironizó María García, quien recordaba sus inicios en el negocio en 1995 y también el último festival al que ella asistió y lo catalogó como una fiesta cultural, con bailes, cocina en vivo, elección de reinas y demás manifestaciones artísticas autóctonas de Manabí.
Recuerda que inicialmente no había este tipo de paraderos con restaurantes en toda la vía de Ayacucho, pero las proyecciones que se tuvieron fueron acertadas, se pasó de vender empanadas en un cesto a tener locales propios, adecuados y cómodos.
María Esmeraldas también recordó sus inicios. Ella vendía bollos, alfajores, rosquillas y demás bocaditos típicos de Manabí, pero tuvo que dejar su antiguo trabajo por los problemas de salud que padece, que no se arrepiente ya que la venta de empanadas le significa estar dentro de la gastronomía y cocinar siempre ha sido su pasión.
“Nos levantaremos gracias a su ayuda”, admitió Susana Velásquez quien hace una cordial invitación a todos sus clientes y demás personas que quieran probar las buenas empanadas de Ayacucho.
Todos comparten el mismo sentir por la gastronomía y se han enfocado en la elaboración de empanadas, con un mismo objetivo poder incrementar sus ventas que cayeron por la emergencia sanitaria, pero que con un trabajo diario y posicionarán nuevamente a Ayacucho como la capital de las empanadas a escala nacional y próximamente internacional.
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