Una noche mágica
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Por. Tanisha Espin
Después de cuatro años se vuelven a sentir esas cosquillas en el estómago, ese aire de esperanza, esa emoción inigualable, al ver su equipo de mil amores coronado como campeón 2020.
La mañana del 29 de diciembre del 2020, Rubén Espin despertó a las 8H00, ansioso al saber que su equipo estaría jugando la final, aquella tan esperada por todos. Se dirigió al centro comercial en su auto color concho de vino, dentro del cual portaba una bandera de Barcelona Sporting Club que flameaba al compás del movimiento.
Al llegar a su destino, planeó en su mente invitar a sus hijos al almuerzo, compró lo necesario y retornó. De regreso iba recordando que uno de sus nietos de 5 años le había pedido una camisa del Ídolo, cuatro cuadras antes de llegar a casa, encontró un puesto donde vendían prendas del equipo torero.
Inmediatamente se estacionó y la adquirió. Mientras iba conduciendo sabía que lo que llevaba en aquella bolsa pondría contento a su nieto.
Al llegar a casa se dirigió a la parte trasera para desinfectarse y cambiar su vestimenta por prevención. Él había apostado con un grupo de compañeros en el trabajo, pero en su mente tenía la intuición de que iba a ganar, sin embargo no le había comentado nada a su esposa Beatriz.
-“Puede llamar por favor a Alex y Ronny, que están invitados al almuerzo”, le pide Rubén mientras entra a la casa.
Mientras Beatriz toma el celular para marcarles, escuchan que se estacionan dos autos fuera de la casa, al asomarse pudieron notar que eran ellos vestidos de amarillo, al bajarse traían en sus manos platos de comida, “me leyeron la mente, justo les estaba llamando su mamá”, expresa Rubén con una leve risa.
-“Hoy es momento de celebrar”, respondió Alex al bajarse del auto.
Al entrar algunos se sentaron en la mesa, mientras que Mary y Diana (nueras) servían la comida. Para ellos es una tradición reunirse en fechas especiales y no podían dejar pasar la gran final, durante el almuerzo cada uno expresaba su criterio acerca del partido.
-“Barcelona tuvo la oportunidad en casa, pero no lo aprovechó”, acotó Alex mientras ubicaba sus brazos sobre la mesa.
-“Si Barcelona gana, nos sacará de la mala racha”, sostuvo Ronny, lleno de esperanza.
Sin embargo su padre tenía toda la fe en su equipo, solo observaba mientras hablaban sus hijos, no hacia ningún comentario esperando a que empezara el partido.
Al terminar el almuerzo, se dirigieron a la entrada de la casa, se sentaron en las hamacas, sacaron una mesa, sillas y pasaron un momento agradable en familia mientras conversaban.
Ronny meciéndose en la hamaca, mientras acomoda sus brazos hacia arriba, infiere, “espero que mi papá haya recargado para ver el partido más tarde”.
Rubén había olvidado realizar la recarga para poder ver el partido, se confió pensando que ya lo había hecho.
Preocupado, no sabía qué hacer en ese instante, inmediatamente buscó algunas alternativas, de las cuales una de ellas era salir a recargar o hacerlo desde casa.
-“Ya es un poco tarde, lo mejor sería recargarle con mi tarjeta, no llevará mucho tiempo”, complementa Alex mientras se levanta de la hamaca, en busca de su celular.
Horas después
Eran las 19H50, la recta final se acercaba cada vez más, mientras terminaban de merendar, algunos se dirigían a la sala, en busca de un lugar cómodo para observar el partido.
Rubén desde muy corta edad se inclinó a ser hincha del Barcelona, “para mi es una alegría volver a ver a mi equipo en una final, desde el 2016”, expresa con alegría contagiosa, y un brillo de esperanza en su mirada.
En su familia todos son barcelonistas, comparten el mismo sentimiento, “la verdad es que este es mi equipo, hincha desde la cuna hasta el cajón”, certificó lleno de sentimientos encontrados.
Estaban sentados, ansiosos, vestidos con el amarillo tradicional, a la espera de noventa minutos finales, cada uno con la tensión y el corazón en la mano.
Eran las 20H15 cuando empezó el partido, salieron a la cancha 22 jugadores, 12 de ellos en busca de una revancha contra Liga de Quito.
Son veintidós años sin ganar en el Casa Blanca, pero esa noche saltó al granado un aguerrido equipo dispuesto a dar el cien por cien sudando la camiseta por su hinchada.
En el partido las posibilidades de ganar eran pocas, pero la fe inquebrantable de todo un equipo, no la paraba ni el más grande estallido. Durante el primer tiempo Liga de Quito anotó un gol, para mala suerte estaba adelantado, con aquel resultado Barcelona tenía más oportunidad.
-“Jugar en Quito no es nada fácil, Barcelona tenía que haber ganado en El Monumental y así estaría más confiado”, precisó Ronny un poco desesperado.
-“Vamos Barcelona, vamos”, vociferó Mathías, quien portaba la camisa que le había regalado Rubén.
Durante el primer tiempo se observaba un Barcelona y Liga de Quito cansados, pese a factores que influían ocasionando una complicación en la jugada y una lluvia que parecía no tener fin.
Cuando empezó el segundo tiempo, los hinchas tenían la esperanza de que Barcelona pudiera anotar un gol y se llevara la victoria, pero en el transcurso no se observaban resultados positivos.
Sin embargo todos miraban con atención el televisor, a cada jugador que mantenía el balón y mientras se iba acercando al arco, la emoción se elevaba.
A pocos minutos de culminar el partido, podían escuchar desde lejos fuegos artificiales, personas cantando desde sus casas. Cuando el árbitro pitó, el final del encuentro la angustia se apoderó de todo un país.
El marcador del partido fue 0-0, se definiría por penales el título, una pelea parecida a la de David contra Goliat, difícil pero imposible de ganar.
Cuando los jugadores hicieron una ronda, toda la familia se tomó de las manos, se apoderó de ellos la zozobra, sentían sus manos sudorosas y el corazón palpitar aceleradamente.
Mientras los jugadores estaban preparándose para los penales, el suspendo se aprovechaba del ambiente, el arquero de Barcelona se ubicó en medio del arco, mientras movía sus labios al hablar se denotaba nerviosismo, a media altura bien esquinado Liga de Quito con Jordi Alcívar anotó el primer gol.
El siguiente turno era de Jonathan Alvez, quien con un remate ingresó al arco el balón.
El tercer penal por el perfil izquierdo, fue despejado por el arquero Burrai poniendo en ventaja al equipo torero.
Era el turno del capitán Matías Oyola, que con la zurda le pegó al balón con fuerza y alegría vociferaba GOL.
Liga de Quito perdió otro penal y la ventaja seguía para Barcelona. Era el turno de Damián Díaz que con buena dirección pudo anotar otro gol.
Javier Burrai arquero de Barcelona fue quien evitó que el último penal entrara a su arco, para que esa noche proclamen a Barcelona, campeón de la Liga Pro 2021.
-“En el Monumental quedaron 1-1 y en el Casa Blanca 0-0, Liga de Quito se destacó en el primer tiempo supo jugar bien, pero Barcelona no se quedó atrás y aprovechó los espacios en el segundo tiempo, son partidos duros en la capital, lo importante es que nos llevamos la copa”, relata Ronny con una alegría al ver campeón a su equipo.
El teléfono comienza a sonar, Rubén se levantó a contestar la llamada, eran las personas de la apuesta y con un grito –exclamó, ¡¡¡Campeones, señores, campeones!!!
A través de las redes sociales, se observaban fuegos pirotécnicos la hinchada celebraba desde casa. Esa noche bajo la lluvia festejaron su tan anhelada estrella 16, en medio de un año difícil, Barcelona el Ídolo del astillero, regaló aquel triunfo a todo un país.
Barcelona un fenómeno nacional, que mueve multitudes, el equipo con más hinchada en el Ecuador, que llena estadios de local y de visitante. A pesar de que hubo restricciones por la pandemia, no fue impedimento para que las personas celebraran en caravana su estrella 16.
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