Tormenta bajo el tejado

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Por: Gregory Pinargote

El estrés y la desesperación, son el pan de cada día en mi hogar, el miedo de contagiarnos de Covid 19 es indescriptible, los recursos monetarios son cada vez más escasos y la falta de un empleo complica la situación.

Cada mañana me levanto con optimismo a pesar del globo de emociones que puedo guardar, trato de crear un ambiente positivo para que mi madre Miriam Palacios no se preocupe, le narro un futuro a ella, donde las necesidades queden tan solo en recuerdos y las preocupaciones en el olvido.

Mi renacimiento cada mañana se tornaba más oscuro, los ahorros disminuían con rapidez, la hora de tomar una decisión estaba a punto de llegar, la oportunidad de tener un empleo tocaba la puerta, pero la responsabilidad y las ganas de seguir estudiando fueron el cerrojo que no permitió abrir aquella puerta, en ese momento supe que tomé la decisión correcta, estudiar sería una inversión que a largo plazo que daría sus frutos.

Mi padre Gregorio Pinargote, que durante años estuvo ausente, hace dos meses me llamó y brindó el apoyo económico que me hacía falta.

– Buenas tardes hijo, ¿cómo estás?, preguntó mi padre con palabras un poco quebrantadas llenas de sentimientos.

– Hola papá, me encuentro bien de salud gracias a Dios, respondí con tristeza y asombro al escucharlo.

– ¡Me alegra mucho hijo!, y con relación a tus estudios, ¿qué tal te va?, exclamó realizando otra interrogante con preocupante tono.

 – Estoy en una situación un tanto complicada, debido a que obtuve una propuesta de trabajo, pero si lo acepto debo abandonar mis estudios y aquello sería una lástima, sin embargo, las necesidades son mucho mas grandes, por esto necesito tomar una decisión, argumenté con desespero.  

– ¡Hijo!, no tendrás que tomar ninguna decisión, cuenta con mi apoyo en todos los sentidos y continúa con tus estudios, ¡no abandones tus sueños!, exclamó con total seguridad mi padre mientras de sus ojos caían gotas de cristal.

Pasando unos tres días aproximadamente, se abrieron las matriculas para mi carrera, con total alegría me matriculé y seguí adelante con mi formación académica. Al día de hoy estoy a punto de culminar el cuarto semestre, gracias a la ayuda brindada por mi padre y los trabajos eventuales a los que asisto, la situación en mi hogar se encuentra estable.

Una lluvia de bendiciones cayó sobre mi casa, las oportunidades comenzaron a darse a notar, mi madre logró conseguir un empleo, en cuanto a mí, una empresa me dio apertura para laborar medio tiempo, de manera que no afecta en mis estudios.

A pesar de que siguen existiendo pequeños inconvenientes la felicidad y la alegría, aún no cruzan la puerta, el ambiente cálido y relajante al parecer es de su agrado. Con trabajo y esmero pretendo mantener la situación, y con todas las ganas de mejorarla con el pasar de las lunas.

El reloj no se detiene y las horas no dan tregua, aprovecho al máximo el tiempo en mi circuito, el combustible un día se agotará y el motor dejará de funcionar, por esta razón me esfuerzo al máximo para que dentro de mi hogar la condición sea serena y no pasemos necesidades.

 A la fecha presente mi madre es feliz y es aquello lo que me llena de fuerza y voluntad de ser mucho mejor y sobresalir en mis acciones, en mente tengo varios proyectos, a la hora correcta se llevarán a cabo y estoy muy seguro de que funcionarán y nuestra alegría aumentará a tal nivel que sentiré agarrar las nubes.

Los sueños no se abandonan y las ganas de salir adelante no deben desvanecerse, el éxito talvez tarde, pero en un abrir y cerrar de ojos podría tocar el timbre.

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